CAMPAÑA FEROZ, SEGUNDA VUELTA Y UN SUEÑO-Por Patricia Vásquez.

 

 Una vez más, en honor y placer del ejercicio democrático volvemos a las urnas responsabilizados de elegir, en segunda vuelta, a quien creemos será el mejor  conductor para que podamos salir de este caos económico y social, que nos ha alejado de los mejores sueños enhebrados desde la recuperación de nuestra democracia «para todos los tiempos» en 1983, hace cuarenta años atrás.

Responsabilizados de elegir o de optar según sea el caso, entre los que resultaron ganadores de una primera vuelta electoral  tras una de las más tristes y enlodadas campañas de posicionamiento de los protagonistas, en las que quedaron expuestas jugadas cizañosas para, más que nada y prioritariamente, retener y agrandar su poder.

Ataques bajos, misoginia, trampas a las propias reglas de juego donde quedó explicitado que, a casi ninguno les importó ni les importa, el padecimiento diario de una sociedad –  de un pueblo como a muchos de ellos les gusta decir – que se ahoga día a día en la mayor de las tristezas porque los recursos o no los tiene, o no les alcanza. Ya no para vivir, sino para sobrevivir.

Que producto de esa desazón diaria los ciudadanos de a pie tenemos afectada la salud física y mental. Somos una ciudadanía que  casi no duerme, insomne, alterada, embargada por la angustia, la indignación, la desazón, casi cayendo en la resignación. Una lectura que no tuvo, ni  tiene lectores entre los pretendientes del sillón de Rivadavia. Al contrario, nos han martillado con sus diatribas, con sus montajes ficcionados de cartel pintado, impregnados de desesperación por el poder. Tan ausente ha estado esta lectura de parte de estos lectores, que para saber qué necesitamos los argentinos, por dónde nos pueden «entrar», contrataron equipos de comunicación del exterior por cifras millonarias – que llenarían alacenas completas de hogares, depósitos alimentarios de escuelas y hospitales, tan carentes de todo, en nuestra Argentina – para apuntarle al adversario convertido las veces en el enemigo y derrotarlo en las urnas.  Ni en los mejores sueños creí que un brasileño, un ecuatoriano, un norteamericano sabían tanto sobre nuestras carencias y necesidades para anoticiarlos de ello a nuestros propios políticos. En la vida, siempre se aprende.

Parece que también éstos comunicadores  conocían o sabían que hacer con el talón de Aquiles de cada candidato en esta larguísima campaña que comenzó con la costosísima PASO, elección primaria y obligatoria,  inventada para ordenar lo que el diálogo y la elección interna de los partidos políticos, deberían ordenar. También para que los pícaros de siempre metan baza en la interna de otro partido para restar, sumar o perfilar el futuro contrincante.

También parece que los «entendidos» en esto de la comunicación electoral, con sus focus groups – grupos de personas seleccionadas para debatir un tema, y generar discusiones abiertas –  que vendrían a reemplazar el debate que se genera en la mesa del café del barrio, la charla con vecinos y la recorrida por el pueblo que hace el intendente … entendieron que golpear y contragolpear, sopapear al oponente era la fórmula. Que las propuestas, después la vemos…

Entonces vimos cómo en las PASO , aún desde aquellos que defienden con uñas y dientes los derechos de la mujer y están en contra de la discriminación, apuntaron sus dardos contra la candidata mujer a la Presidencia rayanos en la misoginia: borracha, montonera, asesina de niños. Lo peor aquí, el fuego enemigo de los propios. Y todos detrás.  Ese todos son aquellos quienes desde sus redes, con sus trolls y sus convencidos,  repitieron a metralla esas descalificaciones.  Fue a la única postulante a la que se la apuró que definiera su apoyo o no a otros candidatos, sin necesidad, y sin otro sentido que darle una estocada. Fue presionada, con fuerte papel  de parte de algunos colegas en los medios, para que dé a conocer su propuesta y sus eveantuales ministros. A los muchachos, no.

No hubo piedad. Y se repitió luego siendo ya ganadora de la primaria (tanto no les resultó a los propios). También en la campaña presidencial de primera vuelta.  Es triste, habla más de nosotros como una sociedad «tolerante selectiva» cuando de atropellos y escraches se trata, que de la candidata atacada.

Lamentablemente no es nuevo en nuestra política, lo mismo ocurrió – quizá con otros epítetos tan descalificantes como éstos (y por varios años) – a otra candidata a la Presidencia, Lilita Carrió. Cumpliendo aquella regla no escrita de respetar sólo a la mujer de … Es decir aquellas que han llegado con sus derechos y competencias pero con portación de apellido en la política. No son culpables ellas, sino de quienes crean esa regla tácita, claro está.

Y vimos también lo que ni en lo más remoto del imaginario de los candidatos «casi naturales» a la Rosada aparecía como posibilidad,  que debieron armarse para pelearle a un competidor inesperado. Un outsider de pie a cabeza, entendiendo como tal a aquel que llega a la política por fuera. Con un discurso disruptivo y directo – sostenido en la temprana percepción del fastidio general de la sociedad, particularmente el laburante de clase media –  los inmovilizó y los determinó a una reacción tardía tanto al oficialismo, como al principal frente opositor. Los sacó de juego. Vanamente trataron de limarlo apuntando a su desconocimiento político. La veteranía política sólo atinó a sacar sus trapitos al sol, mostrar ferocidad por el poder con propios y ajenos, dando muestras claras de aturdimiento.  Tiñó de violeta el país. Si, el outsider. Cumplió la ley del que pega primero, pega dos veces.

Despejados los competidores, vuelta la campaña de bombardeo.  Volvimos a ser blancos de consignas, memes, trolls como si fueran el pan que se necesita llevar a la mesa de los argentinos. Con el agregado de debates – igual que el anterior de primera vuelta – carentes de propuestas concretas y realizables. Con pases de «maestro Siruela aquel que no sabía leer y puso escuela», refrán tradicional que critica al que pretende ser sabio y dar lecciones.

Reforzada en las últimas horas en las redes con desagradables textos  condicionantes de la amistad conforme  el voto  y con franca imposición de ideas. Como si fuésemos incapaces de razonamiento propio. El hartazgo es definitorio en sí mismo.

La necesidad de trabajo, de recuperación de la economía son pendientes necesarios para cumplir los sueños enhebrados, por millones, en 1983. Son necesidades que deben formar parte de propuestas concretas de realización para salir del pozo. No las  hemos escuchado, sólo parciales de ellas. Con este escenario concurrimos a las urnas.

El panorama es de una crisis económica severa, con el 40% de la población en la pobreza, una inflación atroz de tres dígitos anual, una tasa de desocupación de 6,2%  prácticamente la misma que hace una década, con endeudamiento y déficit fiscal.

Una situación inmerecida para cada argentino de bien. Una situación que no la merecemos, que no la deseamos nunca, que no queremos empeorar. Estamos en el borde del abismo, otra vez. Queremos, necesitamos salir y levantarnos. Tenemos con qué: la fortaleza de todos los argentinos. Resuena en mi cabeza la frase de Martin Luther King, I have a dream, tengo un sueño.

Así, afrontamos esta segunda vuelta electoral que nos lleva a optar entre un avezado veterano de la política y un outsider que cumple con el teorema de Baglini que reza: cuanto más cerca del poder, más sensatos y razonables se vuelven los enunciados políticos.

Y aquí estamos, depositando un sobre en la urna como si frotásemos una lámpara mágica y un genio nos concediera el deseo de que con nuestra opción, quien llegue al sillón de Rivadavia inicie la recuperación del país. Con la mirada puesta en las necesidades del ciudadano de a pie y no de la de sus bolsillos y de su quintita. Que corte con los privilegios de quienes creen que un cargo les otorga derechos especiales por sobre el resto. Que reponga a la Argentina en el mundo. Pero, fundamentalmente, que nos respete. Esto es,  que respete que el Gobierno es de todos los argentinos, no del partido que gobierna.

Es mucho pedir? es inocencia o una ensoñación? El resultado y el paso del tiempo nos dará la respuesta, pero creo que es un anhelo de todos los argentinos, hartos de estar hartos. Y vamos de nuevo con un sobre mágico replicado en millones que nos devuelva los sueños tejidos a la luz de la primavera democrática y comenzar a cumplirlos de una vez! I have a dream, ése es mi sueño.

 

Periodista Profesional – Asesora en Comunicación Institucional

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Autor entrada: La 5 Pata

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