El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA presentó el informe “Los desafíos de la lactancia exclusiva y su continuidad desde la perspectiva de las madres”

Buenos Aires, mayo de 2025. El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) presentó el documento de investigación “Los desafíos de la lactancia exclusiva y su continuidad desde la perspectiva de las madres”, de Ianina Tuñón, Aldana Boragnio y Nicolas Zabalza Sammarone. La presentación estuvo a cargo de Ianina Tuñón, responsable del informe, y contó con dos panelistas invitados: Miguel Javier Indart de Arza (médico psiquiatra infantojuvenil, presidente SAP 23-25 y director del Hospital General de Niños Dr. Pedro de Elizalde) y Claudia Patricia Farías (presidenta de la Fundación Liga de Madres, cofundadora del Banco de Leche Materna de Chaco).

El estudio tuvo como objetivo identificar los factores que facilitan y obstaculizan la lactancia materna exclusiva (LME), abordando tanto dimensiones individuales como sociales, culturales y estructurales que influyen en esta práctica. Para ello, se utilizó una metodología cualitativa basada en 32 grupos focales (250 mujeres participantes) realizados durante 2023 con madres de hijos e hijas de entre 3 y 15 meses. Los encuentros se llevaron a cabo en distintas regiones del país: el Área Metropolitana del Gran Buenos Aires, Resistencia (Chaco), San Fernando del Valle de Catamarca (Catamarca) y Córdoba (Córdoba).

La muestra fue segmentada según tres criterios: nivel educativo (secundaria completa e incompleta), experiencia materna (madres primerizas y no primerizas con hijos/as en la franja etaria mencionada) y tipo de lactancia (lactancia exclusiva y no exclusiva). Esta estrategia permitió relevar una diversidad de experiencias y condiciones que atraviesan los procesos de lactancia en distintos contextos sociales y territoriales.

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Apoyo, formación y entorno: las claves que facilitan la lactancia materna exclusiva

La lactancia materna exclusiva (LME) no es solo una decisión individual, sino el resultado de un proceso de preparación, acompañamiento profesional y apoyo social. Así lo demuestra una investigación realizada en Resistencia, Chaco, que destaca cómo la confianza, el conocimiento previo y el entorno familiar son factores decisivos para sostener esta práctica fundamental para la salud del bebé.
La formación durante el embarazo —a través de programas como el gratuito «Preparación Integral para la Maternidad» del Hospital Perrando en Resistencia, Chaco— junto con el respaldo de puericultoras, enfermeras de enlace y pediatras, potencian las posibilidades de éxito. Los grupos de apoyo, el uso de redes sociales como TikTok para buscar información, y el acompañamiento posparto mediante chats médicos son herramientas muy valoradas por las madres.
Además de los beneficios emocionales, nutricionales y económicos de la LME, las madres resaltan su practicidad. Sin embargo, subrayan que lograrla requiere paciencia, tranquilidad y una red de contención sólida. Entre las trabajadoras, cobra fuerza la necesidad de políticas laborales que permitan extender la lactancia, como licencias más amplias, horarios flexibles y espacios adecuados en los lugares de trabajo.
El estudio también analiza las diferencias según nivel educativo y experiencia previa. Las madres primerizas con menor educación logran mejores resultados con un fuerte apoyo médico, mientras que las más formadas -con mayor nivel educativo- se benefician de una mayor preparación mental e información. Las no primerizas, en cambio, confían en su experiencia previa, lo que les permite afrontar con más seguridad la lactancia, incluso en contextos más adversos.
Finalmente, se destaca que prácticas como el parto vaginal y el contacto piel a piel en la primera hora favorecen el inicio exitoso de la lactancia. En todas las realidades, el mensaje es claro: la lactancia materna exclusiva se construye en comunidad, con información, apoyo y políticas públicas activas.

Dolor, dudas y presión social: las barreras invisibles que frenan la lactancia materna exclusiva

La lactancia materna exclusiva (LME) enfrenta obstáculos tanto físicos como emocionales, sociales y estructurales, que muchas veces se invisibilizan. Desde dolores persistentes —como grietas, mastitis o perlas de leche— hasta la falta de apoyo familiar o laboral, son múltiples los factores que pueden dificultar o interrumpir esta práctica esencial para la salud del bebé.
Una de las principales barreras es el sufrimiento físico al inicio de la lactancia, acompañado de un fuerte impacto psicológico que puede incluir ansiedad, tristeza y, en algunos casos, depresión posparto. La percepción de tener «poca leche» o que «no alimenta lo suficiente» es una idea extendida que mina la confianza de muchas madres, especialmente en entornos con bajo nivel educativo, donde la presión familiar por introducir fórmula es mayor. En estos contextos, el entorno suele favorecer soluciones prácticas como el uso de leches alternativas para liberar a la madre de tareas y permitir la participación de otros en el cuidado del bebé.
También el sistema de salud puede actuar como una traba, cuando ofrece fórmula sin consultar o informar adecuadamente, o cuando no garantiza un acceso oportuno a espacios de formación durante el embarazo. Las madres que trabajan en condiciones informales enfrentan serias dificultades para sostener la lactancia, y aún persiste la estigmatización de amamantar en público, especialmente en algunas ciudades del interior del país.
El análisis revela que las madres primerizas con menor nivel educativo se enfrentan a mayores presiones externas, menor apoyo profesional y más dudas sobre sus capacidades. En cambio, aquellas con secundaria completa tienden a estar mejor informadas, aunque también sienten el impacto de la vuelta al trabajo y el cansancio acumulado, lo que en muchos casos las lleva a introducir fórmula por las noches.
En las madres no primerizas, la experiencia previa permite manejar mejor ciertos desafíos, pero la presión del sistema de salud, el cansancio y la necesidad de atender a otros hijos muchas veces las empujan a complementar con fórmula. Las mujeres con más educación tienden a usarla como herramienta práctica, mientras que las de menor nivel la ven más como un reemplazo por sentirse insuficientes.
La investigación deja en claro que sostener la lactancia materna exclusiva va mucho más allá del deseo de la madre: requiere condiciones estructurales, acompañamiento emocional y políticas públicas que no la dejen sola frente a un sistema que muchas veces le exige, pero no la apoya.
Locuciones significativas de las madres participantes asociadas a aspectos facilitadores de la lactancia materna:

“La conexión que se tiene en ese momento al poder sentir que de tu propio cuerpo alimentas a tu hijo, es hermoso.”
“Yo la verdad, me siento re poderosa, me siento como que logré algo muy importante solo con mi cuerpo.”
“Lo bueno es que, aunque me duela, aunque esté cansada, yo sé que le estoy dando lo mejor.”
“Yo me saqué leche, la guardaba en el freezer. Me sentí preparada, sabía que era importante.”
“Mi pediatra me decía: ‘dale, vos podés, seguí dándole la teta, es lo mejor que podés hacer’.”
“Participé de varios vivos en Instagram, de pediatras, que me ayudaron muchísimo a entender lo que me pasaba.”
“En el hospital nos daban una charla sobre lactancia y después podíamos volver si teníamos dudas.”
“Lo que más me ayudó fue que mi pareja se levantaba a la noche a alcanzarme al bebé para que yo no me mueva.”
“Mi mamá me dijo: ‘aguantá los primeros días, después se acomoda todo’, y así fue.”
“La teta es práctica. No hay que preparar nada, siempre está lista, eso también me ayudó a seguir.”
“Mi obstetra me enseñó a curarme los pezones antes del parto, eso me salvó.”
“Yo sabía lo de la ‘hora sagrada’, apenas nació se prendió y eso fue muy importante.”
“Ver crecer a tu bebé solo con tu leche es algo que no se puede explicar, te llena de orgullo.”
“Me pasaban recetas para alimentarme bien y que no me falte leche, eso me dio seguridad.”
“El grupo de WhatsApp con la puericultora fue fundamental, contestaba todo, incluso a la madrugada.”
“Mis amigas me hicieron el aguante, venían a casa, me ayudaban a cocinar mientras yo daba la teta.”
“Después del segundo hijo ya sabía cómo prenderlo, cómo sacarme leche… fue más fácil.”
“Yo en TikTok veía pediatras que explicaban todo, eso me hizo sentir que no estaba sola.”
“Me dieron espacio en el trabajo para sacarme leche, eso hizo que pudiera continuar con la lactancia.”
“La lactancia fue también mi forma de sanar todo lo que había sido difícil del embarazo.”
Locuciones significativas de las madres participantes asociadas a barreras u obstáculos de la lactancia materna:
“Yo lloraba de dolor, él lloraba de hambre. Era desesperante.”
“Mi leche no lo llenaba. Tomaba y a los diez minutos pedía más. Me sentía frustrada.”
“Tenía los pezones tan lastimados que me daba miedo que se prendiera.”
“Me dijeron: ‘sos muy flaquita, seguro tu leche no alimenta’. Me quedó esa duda siempre.”
“Mi suegra le daba fórmula cuando yo dormía, sin avisarme. Me sentí desautorizada.”
“El médico no me preguntó, directamente le dieron fórmula en neo.”
“La cesárea me dejó muy dolorida. No podía ni moverme para darle el pecho.”
“Volví a trabajar y no tenía dónde sacarme leche. Se me cortó de a poco.”
“Sentía culpa por querer parar, pero estaba agotada. No dormía nunca.”
“A la noche me pedía cada una o dos horas. Yo ya no podía más, pasé a fórmula solo para dormir.”
“El sacaleches me dolía, terminé dejando de usarlo.”
“Me presionaron para dar el pecho, pero nadie me enseñó cómo hacerlo.”
“Me sentía observada todo el tiempo. No podía relajarme ni disfrutar.”
“En mi casa todos opinaban, pero nadie me ayudaba con nada más.”
“La pediatra me dijo que no me iba a alcanzar la leche, que le dé fórmula.”
“En la plaza me miraban mal por darle la teta. Me daba vergüenza.”
“No sabía cómo prenderlo, él lloraba, yo también. Nadie me mostró cómo.”
“Con tres hijos no tenía tiempo para prenderlo bien, terminé con mastitis.”
“Mi pareja no ayudaba. Todo recaía sobre mí. Me cansé.”
“En la salita me dijeron ‘eso ya es agua’, que era mejor fórmula. Me desanimé.”