Por una inevitable transmisión cultural y la incapacidad social de comprender cada tema de género, quienes nos precedieron, inculcaron en nosotros valores que debimos ir modificando según nuestras vivencias. Humanizándolas en el mejor sentido. En esas modificaciones nos fortalecíamos, lo supiéramos o no, para humanizarnos.
Dejamos los tangos machistas, no por malos, sino y precisamente por machistas exacerbados y llorones y fuimos creando nuestras letras de mayor acercamiento a la igualdad social, al compromiso, orientados hacia una otredad general. Nos invadió lo anglo, lo foráneo, hasta que descubrimos el valor del rock nacional en nuestras letras, en nuestro cine. Lo mismo sucedió en la literatura y en la política, en la filosofía, en la música, en las ciencias sociales, y hasta en lo técnico, acompañando así cada demanda social. Morimos un poco, cuando un gobierno “ignorante”, exterminó las secundarias industriales, aunque entonces, adolescentes, no lo entendimos en magnitud. Y décadas después gozamos de lo mejor de lo nuestro y de lo foráneo al mismo tiempo, cuando el mundo global nos llegó en aluvión, demostrándonos que si la cultura no es universal, es cerrado, lo mismo que cualquier ideología conservadora no importando de donde nos llegue.
Aquellos traumas de niñez y adolescencia con los que crecimos y acerca de los cuales nuestros padres no tenían ni idea, formaron en cada uno de nosotros la sociedad que somos. La violencia, las separaciones, el destrato, y tal vez sin malas intenciones por parte de nuestros “viejos”, la poca o exagerada atención en una hija, un hijo, no por desamor, sino por errores culturales. Crecimos con altibajos combinados como generación, ésta generación que hoy, llega a los 60. Y muchos supimos que “El Nacionalismo”, nos sorprende mal o bien, tanto de derecha como de izquierda, lo mismo que El Populismo.
Desde el que junta basura hoy para comer en las cercanías del Riachuelo, al propio Presidente (no importa quién sea), todos, estamos imbuidos de situaciones que pretendiendo ser olvidadas, persisten en cada acto que iniciamos, en las actitudes, en lo que hacemos o dejamos de hacer. La vida es circunstancia, y en ello, somos cada uno lo genético y lo que hicimos, lo que aprendimos o desaprendimos. Quienes se quedaron en el pasado, no lograron entender que la vida es presente y es al mismo tiempo futuro, que se vive de propósitos, y un propósito no es ayer, es hoy y es mañana y es dinámico. Esas actitudes nos forman, nos conservan, nos demuestran, nos delatan, y dentro de esa conservación nos modifican mínimamente con avances y retrocesos.
Los desafíos de Género, tienen hoy no pocos problemas; Hay Instituciones altamente profesionalizadas que recuperan adolescentes del peligro cuando están en riesgo, y otros casos convertidos en extremos pintados de verde para acercarse en una lucha de género con senos al aire, cortándonos las calles, gritándonos no sabemos acerca de qué, sin representarnos en absoluto y sin representar a quienes dicen representar, sobre todo si se les facilita presupuesto para vivir sin obligaciones, y si se las adoctrina políticamente desde cualquier ventaja partidaria según la experiencia de estos últimos gobiernos, de 2007 hasta estos días más precisamente, y hasta quienes ven en el otro sexo un enemigo mortal, per sí, sin más opciones.
No es una lucha en defensa del Género, es una lucha vacía, sin preparación alguna. Derrocha angustia y fatalismo, nunca unidad.
De hecho tiene, cada Movimiento de Género en Argentina, “dificultades gravísimas para articularse en un discurso creíble, unos con otros, un discurso políticamente homologado y social. No lo logran”.
El tema de Género en Argentina, no puede estar más fraccionado. Ni peor utilizado por los poderes y por los Medios. Ni por quienes demandan y quienes mandan. Debe existir sin dudas, más, está obligado a existir medularmente, cobrar fuerza en la impetración de derechos, sin caer en el partidismo extremo, en el movimientismo absurdo y destructor, violento, debe evitar ponerse a la sociedad en la vereda opuesta, cosa que han conseguido rápidamente y con poco esfuerzo. Luchar el caos desde lo patético, es un camino inútil. Lo que para muchos es desorden, no es otra cosa que “El orden del caos. En su orden, el caos manda”.
No logran ante tantas divisiones, homologar un discurso que adquiera o conquiste, una atención seria.
Estas y otras dificultades, son ejemplos para analizar, así como la caída en la fuerte credibilidad de los Partidos y de los Políticos (y no de “la política” como una alternativa superadora), es lo que se perciben en cada uno de nosotros. Agotamiento. Desesperanza. Incredulidad. Desgano al voto, porque sabemos, nada habrá de cambiar. A lo que se agrega, un peligroso odio ascendente hacia figuras públicas.
“Si un Voto es una vía de Modificación, Argentina no la tiene”.
Nos llega lo generacional de arrastre. De padres que no tuvieron ni idea (para ser padre hay que vivirlo y no imaginarlo), salieron hijos qué, encontrando caminos propios, trasladaron ciertas falencias interiores, traumas, casi sin saberlo a sus propios hijos, y de ida y vuelta a sus parejas también, en un choque comprensible y desarticulado. Y esos hijos ya padres, lo inculcaron a los suyos. El ciclo se repite. Y sin estudios y preparación, se agrava. Es cuando “Los Valores”, no se internalizan ni se transfieren, quedan afuera y la violencia ocupa algunos de esos lugares.
Hablo del intento positivamente intencional de construcciones familiares, no de hombres golpeadores y abusadores que deberían estar presos, o de mujeres que crean causas contra hombres responsables e inocentes, que también deberían ir presas.
Salva a nuestros antecesores el mejor capital que tuvieron, el trabajo y la responsabilidad de que nada faltara en la mesa, o el deseo de tener algún que otro hijo profesional entre todos los que criaban. Aunque aquellas actitudes interiores y hasta inconscientes en ellos, llevaron a este presente, rengo y bastante deformado. No fueron malas personas en la mayoría de los casos, fueron “desconocedores” y poco previsores de lo que vendría. Sintetizando, pudieron ser mejores, no supieron cómo, porque a ellos desde el amor paternal y maternal, seguramente y por múltiples factores que incluyen hasta corriente inmigratorias, les fue peor.
En los últimos 40 años, y donde al parecer tuvimos “políticos con sus propios traumas”, evidentemente y hasta estos días, el ciclo se perpetúa y empeora. Mientras muchos desde la Ciudadanía vuelven a insistir con el “que se vayan todos”, tema que no comparto, la clase política parece insistir con el “sálvese quien pueda”. No han cambiado lo suficiente o no acompañan a la sociedad en su demanda. Ambas insistencias avanzan en la misma dirección. Uno preferiría el “que se hagan cargo”.
El golpe a Berni es una situación mínima. Si uno explicara que el señor Berni no es lo peor de todo político en funciones, ni siquiera de su propio partido, seguramente pocos lo creerían, y sin embargo es así. Si alguien que se mueve en “el campo de cada escena” es sometido a tamaña violencia, imagínense aquellos que muy arriba de él, impasibles, ordenan desde cada escritorio y analizan bien a donde viajar ellos mismos y con qué seguridad, abrochando proyectos cada vez más alejados “de quien quiere golpear dentro de la sociedad”, mientras lo que realmente se aleja de la sociedad, es el dinero de esos proyectos que quienes deben representarnos, firman.
Berni aunque tenga buenos ingresos, tampoco factura lo que perciben los políticos rentarios, donde sí encontramos lo peor de las últimas décadas. Berni a lo sumo será brabucón y mal perdedor, lo mismo que el gobernador, quienes mediante estrategias de engaño culpan ahora a una candidata opositora que no voy a defender acá, de lo que ellos mismos no supieron solucionar, sino que lo provocaron y lo agravaron día a día. Actitudes que se conocen como ineptitud y como odio.
¿Dónde está la falla numeral del conjunto de la sociedad debido a que las sociedades, como colectivas que son, pueden también decidir o elegir mal? Sobre todo si damos por sentado qué, hay en el país y en todo país, “Un Sujeto Colectivo que decide”, del que somos parte celular. La falla radicaría en que ninguna unión de políticos en algún momento, superó esas crisis personales como para instalar soluciones inmediatas y ese accionar agravó toda crisis en la sociedad civil, porque antes que crecer y demostrar responsabilidad y solidaridad, hicieron culto a sus propias necesidades y ambiciones desmedidas, y una vez satisfechas, parecen querer más, lo que sin dudas todos nosotros percibimos y, en esa “la falta de solidaridad y responsabilidad de Cargo”, hay algo más grave, la corrupción internalizada del “sálvese quien pueda”.
Pocos países como Argentina, yerran las ausencias de juicios a los políticos que lo merecerían, y es allí, donde la asociación judicial aparece sin coraza y se auto delata quedando en evidencia, ante su falta de accionar. Es ésa, “el sálvese quien pueda”, la consigna personal de un político desde que comienza hasta que termina aunque haya comenzado con grandes ideales. Si hay excepciones, y las habrá, el sistema los absorbe corrompiéndolos o expulsándolos. Corromper no es solo delinquir, es cobrar por algo que no se hace. Es sencillamente, cobrar para no cumplir una Función comprometida. Eso, es un delito moral, aunque debería ser judicial.
De suyo, no están preparados más que para la actividad más fácil, la comodidad por ingresos de un mejor vivir propio, antes que la preocupación del prójimo. Sus propios nombres y apellidos los enaltecen, aunque no se condigan con la realidad. Nuestros políticos en funciones mayoritariamente, queda claro, son adictos al dinero, los bienes, la riqueza, el renombre, o sea, practican la Crematomanía.
Regresando a aspectos anteriores, ni los políticos por su desbordada acumulación y necesidad de reconocimiento personal, ni la sociedad, nos hicimos cargo de “combatir la ignorancia”. Combatir la ignorancia significa capacitarse y adelantarse, prevenir lo que cada suceso indica, en tanto esos sucesos, han sido tan obvios con cantidades abundantes de señales precisas.
Hemos confundido asumir la capacidad de avanzar, con darle crédito a convenciones que retrasan lo social, por caso, y baste como ejemplo, el lenguaje inclusivo, una actitud y no un invento de estos días*, una utilización de gente no mayoritaria y herida que no sabe cómo articularlo como proyecto cultural porque aún no existe, y porque desde lo cultural, sencillamente es hasta ahora, inviable. Nace en la década del 70, no es descubierto en estas cercanías temporales. No se trata de ir hacia un propósito, sino de sembrar conceptos que desprestigian nuestro tiempo entrado en pérdidas de importancia, desde directrices verticales que solo sirven a los mismos explotadores políticos que siempre utilizaron lo más débil de la sociedad para fines propios. No es un lenguaje nuevo, es un pretexto viejo y sectorial.
El progreso necesario, lo dan solo escuelas auto superadoras que logran adaptarse a lo sistémico con o sin estado, y de haber existido el interés político, pudo lograrse el conocimiento que nos está faltando en la sociedad. Nos salvan sectores que tuvieron acceso a niveles educativos superiores, honrándonos, vaya paradoja, “la mayoría de ellos desde fuera del país porque terminan abandonándonos”. El país tampoco los perdona, deben irse pensando en continuar con más capacitación y en un factor inevitable, sus bolsillos. Aunque en estos momentos hay un proceso de reversión, donde miles de estudiantes llegan a formarse en nuestras universidades. Y hasta atraemos a estudiantes de otros países a nuestra UBA. Un esfuerzo docente a pulmón, ya que ningún gobierno ha insistido demasiado en esto. Y debemos considerar por cierto, el deterioro paralelo de universidades sudamericanas.
Todos, descuidamos lo único que puede salvarnos para llevarnos a una solidaridad real y no a la que nos inventaron a conveniencia políticos histriónicos, incluyendo las mentiras jubilatorias; Y ese faltante, como quedó expresado, “es el conocimiento”. El mayor capital en un planeta global, ahora tecnificado es y será “El Conocimiento”.
Hoy las redes y las nuevas plataformas, han igualado a personas que no dominan un tema e insisten y discuten como si supieran, contra quienes lo practican a diario con conocimiento y fundamentos. En este Caos, la fantasía, domina las causas. La nueva tecnología de la Comunicación funde lo peor y lo mejor en un mismo tópico donde se aprende mal y rápido. En definitiva, las Redes, no son otra cosa que el negocio de grandes grupos, que actualmente saben que pensar en la gente, representa un problema costoso. Marketinear lo que dicen, sin que lo que dicen importe, es un faraónico negocio. No importan “los contenidos”, sino lo “numeral, la cantidad de Likes”. Y lo subliminal.
Respecto a nuestros representantes, ya no se trata de los que aun discuten desde vagas izquierdas o derechas, ni de liberales o supuestos progresistas, sino de gente honesta que sin mentirnos ni robarnos sepa “administrar bien Un Estado”, en equilibrio entre lo público y lo privado. Eso, aun no aparece. No aparece, y con el riego de que si apareciera, el sistema lo fagocite, en tanto que sistema es igual a corrupción.
“Un pobre no es solo un ser remotamente olvidado, es un negocio brillante”.
A contramano de lo que muchos personajes ideologizados, producto de lo patético han escrito, un Clase Media Empobrecida no es un oligarca al que le han quitado poderes, es un pobre más, conveniente a lo sistémico partidario y que por responsabilidad aun cumple con lo impositivo muy a su pesar.
Debajo de ellos, quien ya era pobre, ha terminado con su principal sueño, el de querer ser clasemedista y llegar a un terreno o un auto, entonces, y a partir de una cultura impostora muy bien desarrollada desde lo político, sale a tomarlo o exigirlo por la fuerza. Antes que ser un burgués, puede llegar a ser un delincuente convencido que si el Estado no le da, lo toma. Ama tanto su adoctrinamiento interior desconociéndolo, que no le importa que quienes lo hayan enseñado/engañado, obtengan jubilaciones políticas de 12 millones por mes, mientras ellos pelean distraídos un plan de 80 mil pesos, más que valioso ante jubilaciones aportantes y legitimas de igual o menor monto. Para ellos es un triunfo, mientras desconocen la explotación propia de funcionarios inescrupulosos.
Nada de esto ha sido fortuito, sino totalmente intencional desde Poderes y Partidos cambiantes y des-partirizados según conveniencias y coyunturas “Me voy con la otra banca, y si no hago un mono-bloque, con tal de no perder mis ingresos” llegamos a tal caos, que habitamos un país donde lo menos serio es un político, un sindicalista, un movimientista, un militante, un abogado, un contratista de obra púbica, un comerciante o un periodista.
Entre estos políticos hay diferencias cupulares, y son grandes profesionales discutidores de pantallas y micrófonos cobrando fortunas por haber conseguido un exquisito logro; arruinar un país tan rico como el nuestro. Sus solidaridades no alcanzan para levantar los muertos que van quedando en la calle cada vez que quieren ir a un trabajo, sencillamente, porque estos funcionarios integran una clase de raro pelaje, cuya frialdad los aleja del compromiso social, y los obliga a culparse unos a otros. La culpa no es de ellos, es del otro.
“No hay mandatarios del pasado o del presente inocentes”. Ni hay sociedades inocentes. Que lo sean o no, partiendo del supuesto de la existencia de un votante o elector colectivo, “Un Sujeto Colectivo que decide”, dependerá siempre de los libros que les hayan hecho leer o que han leído por mérito propio. Quien lee, se quiere. Quien lee, en su peor miseria, es libre.
Hablamos entonces, de un nivel de comprensión necesario, no de analfabetismo.
En cuanto a los políticos argentinos, todos han cobrado bien, tanto, como para arruinarnos cualquier posible futuro por décadas y permanecer ellos mismos bien salvaguardados.
¿Tendrán una oportunidad en 2023?
¿La tendremos los ciudadanos?
¿Importa la oportunidad de ellos, o la de los ciudadanos?
Exigir que escriban lo que harán en una plataforma, con renuncia a disposición, ante escribano y poder judicial y atención con quién sea el Juez, sería un gran logro ciudadano.
Claro, la Constitución, de esta manera, no lo contempla.
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* El lenguaje no sexista, de género neutro o lenguaje inclusivo es una reforma lingüística propuesta desde los feminismos aproximadamente desde la década de 1970 en diferentes idiomas del mundo.123 Se trata de diversas estrategias lingüísticas y discursivas que permiten a quien las utiliza expresar su posicionamiento en favor de los derechos de las mujeres y la comunidad LGTBI.4
Convencionalmente es aceptable Trabajadoras y Trabajadores, no Amigues’, ‘todes’ y ‘chiques’. Tampoco es una “norma” dentro del vocabulario, y acaso solo se trate de un “Núcleo” lingüístico.