Que sean felices hoy y cada día, aquellos niños a los que por responsabilidad de sus padres, nada les falta. Y aquellos que hoy buscan el mate cocido y con qué acompañarlo en sus casas o en infinitos comedores.
Gracias a esa gente, que no es toda la gente, pellizcan algo de felicidad.
Que no les suceda lo que a la mayoría de nosotros, que hemos perdido nuestros niños y que extraviados, no sabemos por dónde comenzar a buscarlos.
Argentina es un largo y decepcionante camino.
Un niño es lo que hemos sido y perdido, y que solo podemos recuperar al fin, en la mirada y el juego de nuestras nietas y nietos.
Ni siquiera de nuestros hijos, que nos enseñaron la paternidad, porque cuando pudimos aprender algo, ya era tarde, y llegan y se nos vienen encima, esas nietas, esos nietos. Feliz fin de semana, a quien por aprender, sabe y puede amar.
Yayo Hourmilougue
