«Quiero»- Por Yayo Hourmilougue.-

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Crédito imagen Telam-Fotos: Carlos Brigo
«Quiero que el Estado me dé una casa. Y yo quiero un terreno. Y yo que me suban el plan… Y yo, que me lo den… Y yo quiero una jubilación…»
«Quieren».
El Estado somos todos. Deberían saberlo. Y lo deben administrar bien o mal, diferentes gobiernos, es decir, los tres poderes.
El conflicto real, es que al Estado, desde hace décadas, desde 2001 como mínimo, lo alimentamos muy pocos. Y ya no alcanza.
Hoy sobran demandas en nombre de una gran solidaridad social.
Sin embargo, no es Solidaridad, es Injusticia para quienes cumplimos, y una desviación política de nuestros hacedores con cargo, que no renuncian a sus grandes ingresos. Desde ya, un hecho conveniente al sistema que alimentan y no modifican, porque no saben, porque no quieren, y porque no pueden perder privilegios.
Están colapsando al país. Y desconocen la salida.
Cada «Acampe», a su vez con lecturas interiores diversas y vastas, va a resultar irrefrenable.
Vemos mujeres y hombre que piden, que hablan con el desconocimiento de las masas.
Ya no hay gobierno que les ofrezca solución, porque es insuficiente el aporte de cada emprendedor, ahogado por impuestos.
Hemos llegado a tolerar demandas que parecen «derechos» olvidando cada «deber» de los demandantes, a costa de la pérdida significativa de derechos ciudadanos por parte de quienes nos esforzamos cada día más en cumplir.
No deja de ser una exageración autoritaria.
Una explotación a quien cumple.
Ser solidarios no está mal. Se nos pide lo que ya no tenemos a costa de una gran injusticia hacia cada esfuerzo, premiando las exigencias de quienes no lo hacen.
Es cuando lo políticamente popular, desafía la Meritocracia, en tanto la primera vive de la segunda. Y la primera jamás lo invirtió socialmente dónde se debía, escuelas y trabajo, asociándose a cada sector productivo, a capacitar gente.
Cada plan incluye la obligatoriedad de limpiar, barrer u otras ocupaciones, y no hay allí producción que pueda aprenderse de ningún tipo. Cobran, y no producen. No son culpables, son víctimas, no son protagonistas, son rehenes utilizables, paradójicamente, lo mismo que quienes no queremos perder nuestros comercios o pymes.
Acostumbrarnos a esto, representa el principio de un final impredecible.
Acostumbrarnos a lo injusto.
En medio, intermediarios partidarios enriquecidos. Lo mismo que cada funcionario, funcional a su vez a la permanencia de lo peor, al amparo de decenas de intendentes, concejales y de cada aparato perfectamente creado. Una construcción agotada. No es casual. La crearon hace décadas y de ella viven privilegiadamente.
Lo que sucede es grave. Ninguno de los tres poderes, da soluciones.
No las tienen. Intentarlas, representa salir del lugar de confort que ocupan.
Falta conciencia política en quienes juraron lo que no cumplen.
Carecemos de buenos dirigentes.
Carecemos de buenos políticos. Y va por todos.
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Autor entrada: La 5 Pata

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