No se testeo masivamente desde el principio. No había con que hacerlo. Datos que se tornan fundamentales. De haberse podido, hubiera sido suficiente con comenzar por apartar a la población infectada del resto, acondicionándolos muy específicamente, mientras la sociedad sana, seguía trabajando, para que la economía no agudizara su crisis. Se hizo en otros países, pero necesitábamos nuestra experiencia. Una gran crisis que aún no podemos observar en toda su dimensión.
Se arrancó con la prudencia que exige la responsabilidad y el miedo, en tanto Argentina avanzó cada día a picos más altos de covid19.
La mayor gravedad, la curva máxima, aún no llega. Y la sociedad rompe las barreras del cuidado porque, o se arriesga potencialmente a enfermar de covid19, o va teniendo menos dinero con qué comer en sus casas, mientras dudas y deudas comienzan a crecer angustiosamente.
El hecho que Caba y Amba sean las peores predestinadas, nos habla además de una acumulación urbana a contramano del crecimiento social y económico. Histórico. Multiplicaron villas y carencias al lado de la opulencia. Estratificada así la Clase Media durante años, parió barriadas imperdonables donde lo que abundó fue cada insuficiencia, sin inversiones en infraestructuras básicas. Comenzando por el agua, por ejemplo. Y como si fuera poco, sin la cantidad de escuelas necesarias. Amba y Caba, dos lugares de gran extensión territorial dónde, en décadas de Gobiernos se lograron los mayores índices de pobreza. Fábricas de pobres para fines punteriles que ningún gobierno ha modificado. Una conquista al fin, de la que ya no es solo responsable el peronismo. Sino dirigentes intermedios con cualquier camiseta.
No va a quedar más solución que retornar a casa unas semanas antes del pico más alto.
Se mezcla en esto una economía que comienza a devastar Comercios con cierres definitivos, Pymes, los propios organismos recaudadores porque quien trabaja no tiene con qué tributar, inversiones ausentes, apatía generalizada y angustia social, pese a una emisión interanual de casi el 90%. La recesión no termina de demostrar sus efectos ruinosos. Y la inflación, contenida por la caída de consumo y una gran desocupación, se va a manifestar con los primeros calores y en el mejor de los casos, con el acomodamiento de precios en servicios y tarifas antes o después de fin de año. Una emisión que fue y es, la única esperanza de frenar una pandemia para cuyo virus aún no hay vacuna.
Existe un tema sin embargo que excede a cualquier gobierno y donde faltan campañas, que nos exige reflexión;
El Autocuidado. No es para todos y va quedando en limpio que desigual y combinadamente, a una parte de la sociedad que carece de madurez social y responsabilidad colectiva, de educación tal vez, fenómeno que se da más que nada en jóvenes, arrojan resultados donde el riesgo Covid se va favoreciendo.
20 o 30 tipos jugando a la pelota de noche, cuando uno va llegando a casa luego de un día de gran cuidado y prevención y los ves desde el auto, nos reducen a un concepto inequívoco; No trabajan, y viven de cada impuesto nuestro. Esto a muchos los pones mal, otros, lo analizamos ¿Está mal? No lo sabemos. Sí sabemos que Argentina, aun es así.
Cuando el virus comience a hacer runnig, en tanto cualquier advertencia y medida sea desoída, el cuadro podría agravarse.
Fuera de esto, es necesario una mesa de consulta económica y esperar una drástica medida de 15 días de julio con aislamiento profundo. Nos guste o no. Aventar hacia adelante medidas de conjunto desde diferentes sectores públicos y privados, que si bien pueden ponerse en práctica a partir de septiembre, al menos, deberían comenzar a conversarse desde ahora mismo.
El Virus mata, aunque no tenemos porqué suicidarnos antes.
Manteniendo la más baja circulación humana necesaria todavía, hay que comenzar a poner a toda la economía, por arriba del virus. Y escuchar a la ciudadanía que aporta, al comerciante, al Pyme, al emprendedor, y ni hablar del importante porcentaje que tenemos de trabajo informal en Argentina, porque el informal más de una vez, monotributa.
No hay que dormirse, que comiencen a poner sobre la mesa todas las instituciones y fuerzas políticas, cada tema económico y que sea conversado con cada sector, pero haciendo lo que falta, lo que todavía no vimos porque reuniones sí hubo, buscando Señores, definiciones aplicables. Es lo que Argentina está esperando.