EDITORIAL: YAYO H-Yo No conocí a Santiago Maldonado.

18:07 hs- AL AIRE-

¿Los Mapuches? (en verdad araucanos), ¿Los RAM?, ¿Gendarmería? ¿Hombres de Benetton?

Maldonado nos ubica dónde estamos, se trate o no de él. Los resultados tardaran horas, o días.
Es paradójico, el Río Chubut divide la tierra. Como cada río. Como esas dos grandes mayorías argentinas que desde hace años no se permiten un puente. De cualquiera de los dos márgenes, a Santiago deberíamos verlo como lo que es, una persona.
Yo No conocí a Santiago Maldonado. Pero me gusta su imagen de buen muchacho. Pudimos ser amigos aunque él cargara con un idealismo que tuve que superar hace años. Que la mayoría de nosotros superamos ¿Quién no fue idealista? Nunca nos cruzamos. Conocí a López, sí, al albañil Jorge Julio López de General Villegas, quien desapareció dos veces, el 18 de septiembre de 2006 fue su segunda y definitiva desaparición cuando dejó su casa para no regresar, a días de ser el testigo clave contra el ex comisario Miguel Etchecolatz. A López le di la mano dos veces debido a mí oficio, muchos años después de que lo torturaran. Fue por esos días en que la justicia comenzaba a prestarle un poco de atención a Don Julio. Tampoco conocí a Miguel Bru, estudiante de periodismo en La Plata, quien según me cuentan, quería tanto a los animales. Ni a Luciano Arruga, que se ganaba la vida juntando cartón y a quien la policía le había ofrecido robar para ellos. Arruga estuvo desaparecido cinco años y ocho meses, hasta que lo encontraron como NN enterrado en el cementerio de la Chacharita. Tampoco conocí a María Cash, a quien vieron el viernes 8 de julio de 2011 por última vez. No he conocido a la mayoría de ellos. Ni a las más de 200 personas desaparecidas en democracia en los últimos años. No todos militaban en un Partido. Ante la Vida y la desaparición, o la posible muerte, que se milite o no, no es lo más importante. El reclamo ciudadano sin parcialidades, sí lo es. Que alguien desaparezca y se reclame por su aparición no es un patrimonio partidario, ni de agrupaciones minúsculas, es una razón humana. Por eso he citado casos diferentes; Un militante social actual, un militante peronista, un estudiante de periodismo, un cartonero digno, una diseñadora. Yo puedo desaparecer mañana. ¿Qué harías Vos? Vos o cualquiera, pueden desaparecer mañana. ¿Qué debo hacer yo? La primera respuesta posiblemente nos una. Debemos discutirlo como iguales, buscando la solución humana ante un hecho tan aterrador. No van a aparecer porque pensemos diferente. Van a aparecer si nos ponemos de acuerdo. Si juntos exigimos a la Justicia y a quien deba intervenir como autoridad de Estado. Un Estado que debería igualarnos más. Que debería comenzar a planificar circuitos preventivos, aprovechar cada medio, incluida la tecnología actual.
El error es concebir a Santiago como botín político.

Seguramente hubo equivocaciones, como las lamentables declaraciones de una ministra, tanto, como la visión sesgada de miles de opositores que saturan las redes con verdades omnipotentes. El “Unicato Redil”, ya existe. Sumado a una justicia lenta y un juez incompetente que hubo que desplazar.

Hay un poder judicial para estos casos. Y un Congreso. Y lo hayamos elegido o no, un gobierno siempre. Todos ellos cometen errores que solo el reclamo social puede modificar. La oposición partidaria solamente, no. No hablamos de un proyecto de ley que discutir, sino de un ser humano que no aparece. O aparece muerto. Y sí hubo culpables, solo la presión social puede lograr que se sepa la verdad.

Falta algo; intentar analizar mínimamente, sea quien sea, si una desaparición o una muerte modifican o no una elección, se trate de un Medio, un Gobierno o de cada Opositor, nos sitúa ante una especulación que nos vale y representa, caer en la habilitación de un error mayor. Hay algo de repugnante en eso. Hay que votar porque debemos hacerlo, y nada más.

Si desaparezco… ¿Qué vas a hacer?
Mientras la palabra nos ayuda, el fanatismo nos hace intolerantes aunque no lo sepamos, aunque no lo busquemos. “Estamos en una etapa, en que existen diferencias que deberían comenzar a unirnos en cada padecimiento común”. Al menos eso.

Yayo Hourmilougue

LAQUINTAPATA

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Autor entrada: La 5 Pata

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