Como el mar, nunca vas a saber todo lo que conserva dentro. Y si la amas, debes amar sus secretos, vienen con Ella, son de Ella, no te pertenecen. No tenés derecho a ellos, o los perdiste desde ese día en que decidiste llenar la redondez de tu vacío.
Como el verde, es la mujer, que sin agua se seca, aunque como algunas semillas al sol, agrietadas, partidas, revive con unas pocas gotas de llovizna.
Es esta vida, la mujer. Te completa si lo desea, o te supera. Se encoje satisfecha, te soporta en silencio, y te sacude cuando es preciso, despertándote ante lo que descuidas, o ante lo irremediable.
Te revolviste en un útero. Y mamaste para crecer. Fue la mujer la primera piel que tocaste cuando supiste que podías palpar. Y si creciste sin traumas, estará dentro tuyo, para que afuera busques otras mujeres. Hasta que decidas en otras pieles una que sintetice las anteriores, y allí te quedes, aunque nunca para siempre, lo mismo que Ella.
Ella tendrá la misma libertad, los mismos derechos. Tus igualdades, son las de ella. Y debe ser tu mejor amiga, y tu peor enemiga si los une ese lazo invisible que no se explica. Tu emancipación, es como la de Ella. Solo por Ella vas a multiplicar vida, sin Ella morirías brevemente para que nadie te perpetúe. Si en tu relación llevas ciertas atribuciones, es porque el amor de Ella te lo permite. Jamás vas a saber amar como Ella ama. No estás preparado para eso, porque el macho es esporádico, la hembra es permanente, aunque la pierdas, será permanente, y cuando mueras, serás más esporádico aun, te convertirás en contingente o eventual, no porque Ella te olvide, sino porque renunciaste a darte cuenta de cada cosa importante, cuando pudiste hacerlo. Ella, no.
Abierta, como las palmas. Vos no, naciste para heredar tenencias.
Es hacia adentro, Ella, vos, hacia afuera. Ambos son tiempo, forma, cuenca, profundidad. Naturalmente Ella carga, vos, descargas.
Tus partes internas oscuras, grises y blancas, son como sus partes oscuras, grises y blancas. Y si ambos tiene encastres naturalmente perfectos para unirse por las mitades, es porque el universo es circular. La palabra es circular, el abrazo es circular, las manos al estrecharse lo son. Los pensamientos son circulares. Los hijos, habitaran sus propios sitios esféricos. No es que te aparten, sino que estarán aprendiendo.
Y si las caminatas son rectas, en algún lugar siempre dan la vuelta para regresar. Pero el amor no. No es circular, es curvo, nunca termina de completar su círculo, porque debe ser abierto. Como vos o ella, es imperfecto. Y la imperfección existe no como contraste de lo perfecto, sino para hacernos conscientes que también nos puede invadir la impunidad y la soberbia. El abuso, sus consecuencias.
De ocurrir, entonces el mar se vuelve amarronado, la semilla se extingue, ella ya no podrá despertarte ante lo irremediable, el útero que conociste se perderá en tus partes más oscuras, lo que multiplicaste habrá de dividirse, te vas a quedar a la deriva perdiendo amarras sin lazos invisibles que te contengan, morirás sin que te recuerden, no regresaras desde esa caminata recta, y ahora sobre vos la curvatura del amor cerrará un circulo del que no escaparás, dentro estarás como en una celda, es lo que ocurre cuando el amor termina en odio; todo eso se consigue con un solo golpe, cuando las manos juntas pierden la redondez de su forma, y tu locura o maldad te coinvierte en suicida, con un solo puño cerrado. Cuando golpees, te estarás suicidando.
La Mujer, es tu mayor don.
YAYO HOURMILOUGUE.
La 5 PATA.
* El femicidio, parte del bagaje teórico feminista, procede tanto de las autoras Diana Russell y Jill Radford en su obra «Femicide. The politics of woman killing» como por Mary Anne Warren en 1985 en su libro «Gendercide: The Implications of Sex Selection«. Ambos conceptos fueron castellanizados por la política feminista mexicana Marcela Lagarde como «feminicidio», siendo adoptado este término, tras un largo debate, frente al término «genericidio«.WP
