Argenta.

Será por argentino (lo de Argenta, lo de la plata no es verdad, son ficciones que nos han condenado), o por confusión, pero parece que Scotland Yard sabe donde se encuentra el constructor de WikiLeaks y que pronto podrían detenerlo. Será por Argento, decía, que todo este gran barullo no me entra, rebota como bala contra el pavimento, o como la política cósmica respecto a la desigualdad, algo parecido.

En verdad no creo que Julián Assange crea en el periodismo o en mejorar el mundo, sino en oportunismo y popularidad, pero sucede que seguramente esa es la manera en la que el periodismo lo ha imbuido de inspiración global. Se la pasó horas respondiendo vía chat con lectores de The Guardián. The Guardián hace su negocio, los lectores practican su ignorancia más indefendible y elemental, Assange se consuma imperecedero.

250 mil cables secretos de EEUU, 250 mil supuestas realidades que nada habrán de modificar. Más aún, si repensamos los EEUU, con 250 mil expedientes no hacemos nada. No por malos, no son peores que cualquiera de nosotros, sino porque envidiamos su potencialidad desde que los Estados comenzaron a ser tales. Y quien no envidia, pero se aproxima o excede, odia.

¿Si EEUU no puede con sus problemas, si Argentina no puede con los suyos, si España, Grecia, Irlanda, cualquier país de África o Sudamérica tampoco pueden con lo propio, podrá el mundo con los problemas del mundo? ¿Corregirán archivos que dan a conocer lo que la mayoría imaginábamos los problemas de todos, o se trata de un negocio de pocos, donde la ineptitud de la mayoría de los Periodistas y Medios mundiales es el caldo de cultivo más apropiado?

A la vuelta de la esquina hay una escuela donde los platos del comedor no alcanzan. En la capital federal decenas de personas duermen en las calles o bajo los puentes de colosales autopistas. Los políticos del mundo siguen solucionando cada tema desde grandes congresos mundiales aplaudiéndose entre sí. De cada diez empresarios internacionales solo cuatro creen de verdad en el capital social (menos mal). Las Cumbres de Cambio Climático gastan fortunas en euros o dólares para reparar el universo mientras miles mueren de hambre o por carencia sanitaria en sus propios países, ahí, al lado de ellos. Transita la idea de la flexibilidad mientras la rutina exige mayores rigideces para sobrevivir, y la competitividad hace el resto.

Nos sobran razones para ocuparnos. Pero también nos sobran excusas para desvincularnos.
Si lo pensamos bien, un puñado de mujeres y hombres intentan empujar al mundo hacia lugares de buen resguardo. Pocos, ante miles.

Ahora resulta que la Militancia es Periodista. Y que cierto Periodismo discute con quienes no han demostrado su Militancia, salvo por una renta estatal que de Militancia tiene poco y nada.

El mundo nos cree ricos, desconoce que vivimos apostando todo en las ruletas de la ineptitud. Un mediocre es quien hace las cosas por la mitad, nosotros por lo general, las hacemos mal.

Somos La Quinta Pata.
YAYO HOURMILOUGUE.

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Autor entrada: Editor

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