El Error.

¿Para qué me apuro? ¿Para ir a dónde? ¿Para llegar a qué lugar? ¿Para ganar más de qué?

Cada día nos vemos menos. Quedamos en encontrarnos para no hacerlo. Las relaciones íntimas, los amigos, el trabajo, el abrazo de palabras, el enredo de miradas, mutan. Nos vemos a través de móviles, de la web, por reuniones sociales, nos auto justificamos. No es culpable la tecnología de alejar el calor de lo humano. La verdad es que estamos cambiando. Este mundo con la excusa de hacernos más responsables maneja nuestro tiempo, decide nuestras distancias. Acaso evitemos vernos, porque al hacerlo salvamos sincerar como nos va. Y no nos va como esperábamos. Quizá ese mismo cansancio que importa emociones nos imponga descuidos. Es un año como para que pase. Tal vez otro pretexto para que nada cambie. Cada cambio, está dentro nuestro. Hay que escamotearle el cuerpo a la rutina. Esquivarla. Sacudirse como los perros. Dejar en algún lado este cansancio de cuerpo que adormece los corazones. Vos necesitas arquear el lomo como las gatas y recordar el ronroneo. Yo necesito pararme, sin dolor en cada músculo y caminar, para empezar a buscarte. No son los años, es el desgano que deforma el tantearnos. Confundimos lo importante por lo necesario. Y es un error. En el peso de esa decisión está el olvido de las cosas más trascendentes. Se vive con pérdidas inexorables, con un peso que deja surcos en la tierra, para rescatar algo cada día siguiente. Nos pasamos la vida hiriéndonos entre salida y llegada, escritorios, cemento, desconocidos, y la histeria colectiva. Es nuestro país, y no hay nada ileso en nosotros.

 ¿Cómo recuperar quienes somos, si cada uno ha olvidado quién es? Está faltando tu carcajada, para sentirnos indestructibles, inmortales de a ratos.

Somos La Quinta Pata.

YAYO HOURMILOUGUE.

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Autor entrada: Editor

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