Las Cosas por la mitad.

«Hay algunos que hace mucho tiempo que buscan un muerto en la Argentina y como no lo pueden lograr desde las fuerzas de seguridad aparecen bandas y pasa lo que paso ayer». La frase corresponde a la Presidenta de los argentinos.

Al respecto he escuchado varias conclusiones. Creo que  la Presidenta pretendió decir que este Gobierno no ha reprimido ni piensa hacerlo. Ocurre que la palabra “muerto” introduce una connotación de peso a la frase.

Lo que sí me parece, es que la Presidenta no puede quedarse solo en esto. Falta asumir que las bandas a las que alude forman parte directa o indirecta de jefes sindicales que ocupan un cargo hoy. Debe asumirse, o su Gobierno debe hacerlo, que las desviaciones del actual sindicalismo además de heredadas durante años, no han modificado su metodología en los últimos dos Gobiernos, si bien puede diferenciarse a Moyano de los Gordos, y hasta cierto punto, ya que tuvieron épocas de buenos acuerdos. En Argentina no hay un sindicalismo democrático. Hay una Central Fuerte, de hábil negociación política. Única. Hugo Moyano no tiene una mala relación con el Gobierno, si bien está tratando de prevenir a futuro situaciones que puedan coartar sus aspiraciones políticas, desde el momento en que Cobos dijo que habría que investigar los libros de la CGT.

El Sindicalismo se debe una gran lectura autocrítica, en la que los escépticos no creemos. Y las instituciones gremiales se deben otro tipo de representatividad sindical. El país puede permitirse más de una Central.

Lo que ésta muerte hace, es alterar obligadamente la relación de convivencia política entre Moyano y Kirchner, mas tarde o más temprano, no porque sean responsables directos, sino porque cohabitan y permiten un sistema donde uno necesita del otro. Y lo que el asesinato pone en el tapete, es la impunidad que acompaña al sindicalismo corporativo, donde los Liderazgos son rotativos, la representación es vertical como una realeza, y el sistema se hace permanente, retroalimentándose.

Se movilizaron sectores que objetan el sistema , pero lo hacen desde fuera del sistema político representativo, pierden así una oportunidad legitima de cambio, y  el número de militantes movilizados se diluye ante la mecánica de las urnas si las hubiera hoy, o al momento de utilizarlas. Son Agrupaciones políticas apartadas del convencionalismo partidario representativo formal, desplazadas, salvo la CTA y otras organizaciones más institucionalizadas. Rueda el nombre de Kirchner tanto como el de Duhalde y D,Elía se confunde con el P.O. Es legítimo el pedido de Justicia, pero no hará mella al Gobierno si esa es la intensión.

Pongamos también que la sociedad en su mayoría, por doloroso que parezca,  no ha dado muestras de preocupación por este crimen, o que no se ha movido de sus casas, o que no es demandante hacia el Gobierno, sí los Movilizados, y los Medios, lo que nos ubica en la dimensión social más difícil. La Clase Media, quien ha sido menos perjudicada por cantidad de medidas tomadas, no confiará su voto a este Gobierno, mientras que los sectores de ingresos fijos, más perjudicados que cualquiera, serán la plataforma de sostén en 2011  de este modelo contradictorio en lo político, y ortodoxo en lo económico. Un ballotage sería definitorio en todo sentido, ya que una Alianza opositora nuevamente, o una Coalición, deberán explicar antes y con certeza, qué son en cada caso, y para quiénes, debido a que no son lo mismo, y no hay un Proyecto visible. Socialmente, este Gobierno ha “conformado” más que otros.

Por estas horas, lo mejor que ha dicho la Presidenta es que no “quiere una sociedad de armas y palos”. Al menos es un comienzo. El Gobierno no tiene responsabilidad directa en el crimen Ferreyra, tiene responsabilidad institucional, dicho así, no hay diferencia entre este caso y el de la Inseguridad en las calles visto desde la responsabilidad gubernamental, aunque el hecho sea muy diferente. Quien acusa al gobierno en forma directa de esto, deja al descubierto su perfil ideológico, se expone, y se debilita. Pretende un provecho de corta vida, aunque desde lo estrictamente político le sobren razones.

Ante este asesinato, hacen falta dos cosas; la intervención sin dilaciones de la Justicia con los culpables presos, y la más alta decisión política. Lo segundo todavía no se ve. Debe pasar por medidas concretas, antes que por abstracciones discursivas bien intencionadas. El 2011 es otro tema, camina solo.

Somos La Quinta Pata.

YAYO HOURMILOUGUE.

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Autor entrada: Editor

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