PIPARO.

Carolina Piparo se va. O dice que se va. Perdió un hijo. No quiere la rueda de reconocimiento. Testificó en fiscalía. Dice que no sintió el balazo, que solo se le cortó la respiración y que pensó en su hijo. Hay una expresión implícita en ella y su familia, la indefensión y la impotencia. Hay otra enunciación subliminal más poderosa, la injusticia momentánea. Y queda en evidencia la ausencia de la responsabilidad pública, ese segundo disparo recibido lleno de inutilidad. El dolor no. Porque el dolor ajeno no se explica. Ese dolor es propio.

Dice que se va, claro, nos estamos yendo uno poco, todos con ella. Si ella pierde las esperanzas, cada uno aunque mire para otro lado está vaciando a Argentina de mínimas utopías.

Somos La 5° Pata.

YAYO HOURMILOUGUE.

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Autor entrada: Editor

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