Nota de Opinión

Tengo por Monseñor Jorge Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, un gran respeto intelectual. Y comparto una cantidad importante de conceptos, de ideas, de construcciones, de lo expresado desde hace años. Está bien que denuncie las victimas de trata, la esclavitud actual, o el proxenetismo. Está bien que cada denuncia suya sea el correlato de lo que todos vemos, o de lo que muy pocos pueden negar, marginalidad, pobreza, exclusión.

Es por esto que quiero diferenciar tres secuencias aquí, la Iglesia,  la situación Política, y mi parecer, a partir de lo que habrá de votarse esta semana en el Senado Nacional el próximo miércoles,  y que llega con media sanción de Diputados; El Matrimonio Gay, lo que en los últimos días y ante propuestas de algunos legisladores llaman Unión Civil, aunque descuento desde ya que se corre el riesgo de no obtener el quórum necesario.

Hoy habrá una movilización o marcha frente al Congreso convocada por la Iglesia, quien no está de acuerdo con la aprobación de la Ley, argumentando “el bien inalterable del Matrimonio y la Familia”.

-Monseñor Bergoglio, y la Iglesia en Argentina y en el mundo, no pueden desconocer que la homosexualidad no es una enfermedad, tal lo establecido por las Convenciones Científicas más importantes del mundo desde hace años. Y que homosexualidad hay dentro y fuera de la Iglesia. Más aún, si de teología hablamos, Jesús es la inspiración de la Igualdad sin condicionamientos. Pero en este tema, imagino que no estoy escuchando a Jorge Bergoglio, sino a lo que mediante él representa la verticalidad eclesiástica, una pena, me hubiera gustado escuchar a Monseñor.

-En cuanto a lo político, muchos Legisladores que apoyaron la medida, hoy hablan de Unión Civil, es decir han retrocedido, acaso convencidos por otros pares, o por principios propios o por los números que hace días hizo público una Consultora importante donde el 46,2% del país está en contra del Matrimonio Gay, y el 39,8% a favor. Un 14% no sabe o no contesta. Cuando se observan los datos acerca de las posibilidades de que una pareja homosexual asuma la progenitura natural o por adopción, los números se agudizan, ya que el 61% está en contra y solo el 29,1% a favor. Aquí el 9,9% no sabe o no responde. Creo que cada Senador debe votar a conciencia, analizando la convención social, antes que el beneficio corporativo. Ahora deben hacerse cargo de un proyecto que enarbolaron y amenaza con volvérseles en contra.

-El primer error sería abandonar el tratamiento de este tema cuando ya ha sido instalado socialmente. Y más allá de argumentos fuertes a favor o en contra, hay una conclusión simple; O se concede la Igualdad de Derechos, o se Discrimina. Esto es así por estas alturas del debate aunque se pretenda disfrazar la verdad de otra cosa. No votarlo es asumir un nivel de hipocresía rayano. Votarlo con limitaciones abandonando el procedimiento inicial es discriminar lo puntual del tratamiento completo. Iglesia, Gobierno, Ámbitos Académicos y una diversidad de Sectores, deberán razonar que independientemente de posibles intencionalidades políticas, el tema se fue de cause, y hay que remediarlo, en un país donde las minorías también tienen sus derechos.

YAYO HOURMILOUGUE

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Autor entrada: Carla

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