RESUMEN EJECUTIVO
• La inseguridad alimentaria (IA) en la infancia es un problema estructural agravado por
crisis coyunturales. Entre 2010 y 2024, la IA infantil en la Argentina mostró una
tendencia sostenida al alza, con picos en 2018, 2020 y 2024. En el último año, el 35,5%
de niños/as y adolescentes (NNyA) atravesó IA, y el 16,5% IA severa.
• Determinantes estructurales fuertes: pobreza, empleo precario y desempleo, estrato
social bajo. La IA afecta de modo particular a hogares pobres, con jefes/as con inserción
laboral precaria, monoparentales y numerosos (5 o más miembros). El empleo es el
factor más decisivo.
• Impacto desigual según la región y la composición del hogar. El AMBA muestra
mayores niveles de IA que el Interior Urbano, especialmente a partir de 2017. La
monoparentalidad se mantiene como un factor de riesgo a lo largo del tiempo.
• La AUH más la TA tuvo un efecto protector frente a la IA, especialmente en contextos
críticos. Si bien los hogares que la reciben son más vulnerables estructuralmente, el
análisis con modelos de efectos fijos muestra que la AUH+TA reduce significativamente
la IA (–0,81 puntos en la escala del índice).
• La inseguridad alimentaria no es estática: más de la mitad de los NNyA atravesaron IA
en al menos un año entre 2022 y 2024. El 14,8% sufrió IA crónica y otro 9,2% empeoró.
Solo el 44,5% se mantuvo libre de IA durante los tres años.
• La IA es un fenómeno dinámico y fuertemente influido por condiciones estructurales
como el tipo de hogar, el nivel socioeconómico y la situación laboral. Aunque políticas
como la AUH (+TA) ayudan a mitigar el riesgo alimentario, su impacto es limitado frente
a factores estructurales persistentes, especialmente la precariedad laboral de los
adultos. Comprender estas dinámicas es clave para diseñar políticas públicas integrales
que enfrenten tanto las urgencias actuales como las causas profundas de la IA.
• Para enfrentar eficazmente la IA infantil, es crucial implementar políticas públicas
integrales centradas en la inclusión laboral, el fortalecimiento de programas de
transferencia de ingresos como la AUH (+TA), y la construcción de sistemas de
protección social intersectoriales. Estas estrategias deben priorizar a los hogares más
vulnerables, revalorizar el rol de la escuela como espacio de contención y diseñarse con
un enfoque territorial y federal. Además, es fundamental garantizar el derecho a una
alimentación adecuada mediante la transformación de los sistemas alimentarios hacia
modelos más sostenibles y equitativos.
Informe Completo
Para acceder a la presentación, ingresar al siguiente enlace: https://www.youtube.com/@UCAarg
El documento será presentado por Ianina Tuñón y Valentina González Sisto (ODSA-UCA) junto a referentes clave en la temática: Sergio Britos (CEPEA, UBA, UCA), María Eugenia Herrera Vegas (CESNI), Catalina Hornos (Haciendo Camino) y Alberto Cimadamore (IIEP UBA-CONICET). Los especialistas debatirán sobre el presente y futuro de nuestras infancias.
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Documento estadístico 2025:
PRESENTACIÓN DERECHOS DE LA INFANCIA EN ARGENTINA (2010-2024): AVANCES, DESAFÍOS Y DESIGUALDADES
Un Enfoque de Derechos para el Desarrollo Humano de la Infancia
Este informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia analiza y
monitorea los derechos de niños, niñas y adolescentes en áreas urbanas
de Argentina a lo largo de los últimos quince años. Inicia con los datos de
pobreza obtenidos a partir de los microdatos de la Encuesta Permanente de
Hogares (EPH) del INDEC, subrayando la relevancia de contar y considerar
las cifras oficiales sobre este fenómeno tan sensible la sociedad toda. Si
bien las mediciones de pobreza en el país utilizan el método indirecto de la
“línea de pobreza” y consideran el consumo como un factor esencial para
el bienestar en economías de mercado, el Observatorio de la Deuda Social
Argentina (ODSA) propone sumar un enfoque más integral, que permita
evaluar de manera más completa las necesidades humanas y el desarrollo
social considerando el marco normativo del país.
Los enfoques monetarios, que miden la pobreza en función de los ingresos del hogar, resultan limitados al no abordar las múltiples facetas de las
condiciones de vida de la infancia. Esto se debe a que existen privaciones
que afectan directamente a este grupo etario y no siempre se reflejan en la
estructura económica familiar. Además, priorizar estos enfoques influye en
el diseño de las políticas públicas, las cuales, desde hace tiempo, se han
centrado principalmente en las transferencias de ingresos como estrategia
para reducir la pobreza.
Sin embargo, existen privaciones que van más allá de lo económico,
como la percepción de inseguridad ciudadana, que limita los procesos de
socialización en espacios públicos como plazas, parques y veredas. También
influyen los estilos de crianza, transmitidos a través del juego, las canciones
y las narraciones, así como la falta de estímulos emocionales, por ejemplo,
no celebrar un cumpleaños, lo cual puede asociarse a los procesos de construcción de la identidad.
Por ello, el ODSA adopta una perspectiva holística para analizar las necesidades humanas y sociales, alineada con los derechos humanos vigentes
en la sociedad argentina.
Este enfoque se basa en los principios del desarrollo humano, las estructuras socioeconómicas y los derechos, siguiendo las teorías de Amartya
Sen. Según este paradigma, el progreso de una sociedad se mide por la
expansión de las capacidades humanas, es decir, las habilidades y potencialidades que permiten a las personas alcanzar sus objetivos y elegir entre
diferentes estilos de vida. La falta de realización de estos potenciales constituye un desafío clave, ya que limita la posibilidad de desarrollar funciones
socialmente valiosas.
Cada sociedad establece formas específicas de satisfacer las necesidades
básicas, y los bienes materiales no son el único recurso para lograrlo. Durante la infancia, la falta de acceso a una alimentación adecuada, la exposición
a entornos poco saludables y la ausencia de estímulos emocionales y cognitivos afectan negativamente el desarrollo y limitan el alcance del potencial
individual. Por este motivo, el desarrollo humano infantil requiere una combinación integral de recursos materiales, sociales y culturales, cuyo impacto
es aún más significativo al garantizar el derecho a una infancia plena.
El Barómetro de la Deuda Social de la Infancia define el desarrollo humano desde la etapa prenatal, destacando el papel fundamental del entorno
familiar durante la lactancia. Este proceso de crianza demanda no solo una
alimentación nutritiva, sino también un acompañamiento emocional adecuado. La satisfacción de estas necesidades debe contemplar tanto los recursos materiales como los sociales y culturales, esenciales para proteger
los derechos de la infancia. Se reconoce, además, que las carencias durante
esta etapa dejan efectos duraderos y difíciles de revertir, con altos costos
para la sociedad en su conjunto.
Este enfoque integral enfatiza la necesidad de garantizar un “mínimo”
para todos los miembros de la sociedad, más allá del logro de funcionamientos valiosos en determinados grupos. En contextos como el argentino,
donde las oportunidades de desarrollo no son equitativas, es crucial analizar el progreso humano desde una perspectiva de derechos, considerando
tanto las necesidades básicas como los recursos educativos y emocionales.
Este análisis debe respetar la diversidad cultural, étnica y social, asegurando
el pleno ejercicio de los derechos de la infancia.
El marco de derechos ofrece parámetros universales para evaluar el desarrollo humano y exige a los Estados garantizar su cumplimiento. En este
sentido, Argentina ha asumido compromisos internacionales, como la Convención sobre los Derechos del Niño (ONU, 1989) y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ONU, 2000). A nivel nacional, se han promulgado leyes
fundamentales, entre ellas la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, la Ley 26.206 de Educación Nacional, la Ley 26.233 sobre Centros de Desarrollo Infantil y la Ley 26.390 de
Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente. Estas
normativas han consolidado el reconocimiento de los niños y adolescentes
como sujetos de derecho, respaldado por instituciones como la Secretaría
Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENNAF) y el Consejo Federal
de Niñez, Adolescencia y Familia.
Asimismo, el país se ha comprometido con los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS), que plantean metas para erradicar el hambre y la pobreza, garantizar una vida saludable, acceso al agua potable y a una vivienda
digna, ofrecer educación inclusiva y de calidad, y eliminar el trabajo infantil
antes de 2030. Estos objetivos establecen estándares que, si bien aún no se
cumplen plenamente en Argentina, constituyen un marco normativo esencial para orientar las políticas públicas.
A partir de este marco legal y del conocimiento científico vigente, se
ha desarrollado una serie de dimensiones e indicadores para monitorear
el cumplimiento de los derechos de la infancia en entornos urbanos. El Barómetro de la Deuda Social de la Infancia estructura este análisis en ocho
dimensiones fundamentales: 1) Alimentación; 2) Salud; 3) Hábitat; 4) Subsistencia; 5) Crianza y socialización; 6) Información; 7) Educación y 8) Protecciones especiales, incluyendo el trabajo infantil.
Finalmente, este informe ofrece un resumen de los principales resultados
y un balance de los indicadores recopilados entre 2010 y 2024, acompañados de tablas estadísticas y sus definiciones operativas, proporcionando una
herramienta clave para evaluar el desarrollo humano infantil en la Argentina.
Continúa en LinK
En la página 16 están todos los subtemas.
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