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Conversación
. Creo que son revolucionarios y que finalmente pueden liberar el potencial de transporte de nuestros trenes. Explico. Un poco de historia. Los trenes los construyeron los ingleses hasta que el peronismo los compró y los destruyó. Tal fue el deterioro que en los 90 tuvo que venir el peronismo para concesionarlos. Pero como la cosa mejoró apareció el peronismo (sí, denuevo, el mismo) a meter la mano y destruir el sistema una vez más. El peronismo es como una bola de demolición, destruyendo todo lo que encuentra a su paso. En 2015
(¡otro peronista!) sugirió una ley para cambiar el esquema a uno de “Open Access”. En ese momento, como Diputado Nacional por el PRO apoyé con entusiasmo la iniciativa. Hoy finalmente, se pone en marcha. ¿De qué se trata? Es una idea muy sencilla: tratar a una vía de tren como tratamos a una ruta vial. Alguien mantiene la ruta (a cambio de un peaje o un aporte estatal), pero la actividad en la ruta es libre. Imaginen un camino donde puede transitar solo una línea de colectivos; parece una locura, pero así ocurre hoy con nuestros ferrocarriles. Al permitir la libre competencia sobre la vía, nos liberamos del Estado pero también de un contratista monopólico. Las empresas argentinas van a poder operar sus propias locomotoras (si quieren); o podrán surgir 2, 3, 10 o las que sean empresas de transportes. El concesionario va a ser responsable de mantener la vía. Una vía de carga no necesita velocidad sino ser fiable. Y, sobre todo, evitar descarrilamientos (el Belgrano cargas tiene uno por día que nos cuestan fortunas). Como el concesionario internaliza estos costos la confiabilidad de las vías aumentará rápidamente. El camino es clarísimo. Y es el correcto: gestión privada con un marco regulatorio lógico y pro-competencia. Pero como decía Edison las buenas ideas son 1% inspiración y 99% transpiración. ¿Este anuncio implica que mañana podremos transportar por trenes toda nuestra producción? La verdad que no. Ahora viene lo difícil, la parte de la transpiración: armar los pliegos, inventariar los activos, escribir los contratos, hacer las licitaciones. Y luego viene el desafío del sector privado: recoger el guante, participar, poner las vías en orden, etc.. Y después de que todo eso esté hecho les viene el desafío de invertir en locomotoras, crear las empresas de logística, etc. El camino es largo (éste llevará años), pero hasta el camino más largo algún día empieza. El presidente
nos ha puesto a rodar. Este tema es tan grande que va a requerir apoyo de muchas áreas. Principalmente es responsabilidad del
, de
, donde son claves Martín Maccarone y
. También del área de liquidación de empresas públicas a cargo de Diego Chaher, que seguramente llevará el mayor peso de la carga (término bastante apropiado en este contexto). Ni que hablar de la conducción de las distintas empresas de transporte y control ferroviario cuyo aporte será clave. Desde
trabajaremos para asegurar que el marco normativo no presente obstáculos. El recorrido que tiene Argentina por delante abre nuevos horizontes. Trabajando en equipo y con claridad, parte de ese camino podrá hacerse en tren.
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Conversación
sobre los trenes de carga en Argentina. Es importante aclarar algunos puntos clave que distorsionan la historia y la realidad actual. 1. Decir que el peronismo «destruyó» los ferrocarriles es una simplificación histórica peligrosa. Los trenes, construidos por intereses extranjeros, estaban diseñados para explotar nuestros recursos, no para desarrollar el país. 2. La nacionalización de los trenes en 1948 fue un acto de soberanía, no de destrucción. Recuperar el control sobre la infraestructura clave fue un paso hacia la independencia económica, después de décadas de saqueo por parte de potencias extranjeras. 3. En los 90, las concesiones privadas destruyeron lo que quedaba del sistema ferroviario. Se eliminaron rutas, se dejaron sin servicio regiones enteras, y se priorizaron intereses económicos antes que las necesidades del país. Eso sí fue una destrucción. 4. La «libre competencia» suena bien, pero en la práctica beneficia a los grandes monopolios. Las pequeñas empresas no pueden competir en igualdad de condiciones, y al final, el mercado vuelve a concentrarse en unas pocas manos. 5. Los ferrocarriles no solo transportan mercancías, son un pilar fundamental para integrar a las economías regionales. Privatizarlos significa ceder el control de un recurso estratégico a intereses privados, dejando de lado las prioridades nacionales. 6. No se trata de «liberarnos del Estado», sino de tener un Estado eficiente que gestione los recursos estratégicos pensando en el bien común, no en las ganancias inmediatas de unos pocos. La infraestructura ferroviaria no puede quedar librada al mercado. 7. Decir que el peronismo «vuelve a destruir» cada vez que hay avances es una lectura sesgada. Las políticas de privatización y concesiones son las que históricamente han llevado al colapso del sistema ferroviario. 8. Si realmente queremos potenciar nuestros trenes, debemos pensar en un modelo que sirva a las necesidades del país y sus regiones. Ceder el control no es la solución. ¡Sigamos construyendo una Argentina más conectada e integrada! Belgrano Cargas.