Buenos Aires, octubre de 2024. En el marco del Día Mundial de la Salud Mental que se conmemora el 10 de octubre, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) publicó datos sobre recursos psicosociales: capacidades socioafectivas y recursos cognitivos. La información se incluye en el documento estadístico “Desigualdad estructural en el desarrollo humano y social (2010-2023): Esfuerzos para el bienestar frente a la persistente inestabilidad económica y social”.
Principales resultados
Capacidades socioafectivas
Dentro de los estados afectivos y emocionales – entendidos como carencias en el bienestar subjetivo – se incluyen el malestar psicológico, el sentimiento de infelicidad y el déficit de apoyo social estructural.
Los valores anuales de malestar psicológico – entendidos como la presencia de sintomatología ansiosa y depresiva sin indicar patología o trastorno – desde 2010 muestran una tendencia creciente, con valores que se encuentran desde 18,4% en el primer año hasta alcanzar el 25,4% en 2022. En el último año analizado (2023), alcanza su pico máximo con un valor de 26,7%, donde se manifiesta en 1 de cada 4 personas.
La evolución anual del sentimiento de infelicidad, que se refiere a la pregunta sobre qué tan feliz se considera la persona, lo cual muestra el estado de bienestar personal y satisfacción que tiene sobre su vida, muestra una tendencia a la estabilidad durante este periodo, con valores que oscilan entre el 11 y 14%. El valor más alto se expresa en 2020 (14,5%), y en 2023, se mantiene en 14,4%.
No contar con una red de personas cercanas o que ésta sea reducida habla de un déficit social estructural, lo cual afecta el bienestar subjetivo y la integración social. En cuanto a su evolución, desde el 2010 hasta el 2019 los valores rondan entre el 21,3% y el 26%. Posteriormente, se reporta un descenso hasta alcanzar un 18,1% en el 2023, es decir, 1 de cada 5 personas presentan una red social reducida o nula.
En términos generales, en el periodo 2010-2023 los grupos que poseen características estructurales de mayor déficit son aquellos que expresan mayores carencias en las capacidades socio-afectivas. Estos valores duplican e incluso triplican las tendencias respecto a personas de condiciones socioeconómicas más favorables. Si bien esta tendencia persiste en el último año, se observa una disminución de las brechas en el malestar psicológico y déficit de apoyo social, en particular al considerar el estrato socio-ocupacional y nivel socioeconómico. Esto indica que hubo un incremento de ambas condiciones socio-afectivas en personas con carencias socioeconómicas más favorables: en el estrato medio profesional y no profesional, y en el nivel socioeconómico medio alto.
Durante el periodo temporal analizado (2010- 2023), se observa que en 2023 se produjo un deterioro del bienestar subjetivo. El malestar psicológico es el indicador que se ha mostrado más sensible al escenario socioeconómico actual: alcanza a aproximadamente 4 de cada 10 personas en situación de vulnerabilidad socioeconómica, socio-ocupacional y a personas pobres.
Las personas que residen en hogares de estrato socio-ocupacional bajo marginal, de nivel socioeconómico bajo o muy bajo, personas pobres por ingresos y aquellos de menor nivel educativo constituyen los grupos con mayor déficit en las capacidades socio-afectivas. Es notorio que estas predominan en los grupos que residen en el Conurbano Bonaerense y otras áreas metropolitanas.
Las mujeres poseen más malestar psicológico (30,5%) y carencia de red social (21,0%), respecto a los varones. En cuanto a la edad, el malestar psicológico se concentró en 2023 en el grupo de 35 a 59 años (30,9%), mientras que el sentimiento de infelicidad y la falta de red social es mayor en el grupo más longevo (18,5% y 29,5%, respectivamente).
Las personas de bajo nivel educativo en la mayoría de los casos duplican en déficit a aquellas personas que completaron los estudios de nivel secundario. En cuanto a la jefatura de hogar se observa un déficit superior en 3 p.p. en los jefes de hogar en la falta de apoyo social, comparado con quienes no son jefes.
Recursos cognitivos
Se seleccionaron la evolución de recursos cognitivos como el afrontamiento negativo/evitativo, la creencia de control externo y el déficit de proyectos personales para realizar el análisis en el periodo 2010-2023.
El intento de resolución de una situación adversa o estresante, desde un posicionamiento pasivo o evitativo constituye un afrontamiento evitativo/negativo. A lo largo de la serie se observa que 2 de cada 10 personas utilizan estas estrategias de afrontamiento negativas. Los valores se mantienen relativamente estables y expresan su mayor uso en el año 2012 (26,5%), seguida de un descenso progresivo, hasta un posterior aumento en el inicio de la pandemia (25,6%). Continúa su tendencia al descenso hasta llegar al 19,9% en el 2023.
La variable creencia de control externo refiere a la identificación del destino como agente causal de los sucesos de la propia vida. Este tipo de creencia se expresa en aproximadamente 2 de cada 10 personas desde el año 2010 hasta el 2022 siendo el valor mínimo en el 2011 (22,5%) y el máximo en el 2016 (28,2%). En el último año analizado (2023) se observa el valor más bajo de toda la serie con un 21,5%, al igual que en el año anterior.
El déficit de proyectos personales implica la incapacidad de alcanzar objetivos a corto, mediano y largo plazo, que se acompaña con el descreimiento de la posibilidad de proponerse y alcanzar un objetivo. Los resultados de este déficit muestran que desde el 2010 (15,1%) hasta el 2016 la tendencia fue decreciente. A partir del 2017, los valores se ubican cerca del 14%. En particular en el año 2023, la falta de proyectos personales es declarada por el 14% de los encuestados.
Los recursos cognitivos se comportaron de manera similar a periodos temporales previos, a excepción del afrontamiento negativo que experimentó una leve disminución de su uso. Se evidencian brechas desiguales estructurales a peor condición socioeconómica, ocupacional, por ingresos y residencial.
En 2023, CABA es la región que experimenta menor déficit en estas variables, aunque en proyectos personales la diferencia según regiones urbanas es solo de algunos p.p. En función de las diferencias individuales como el sexo y la edad, las mujeres se distinguen de los hombres por una mayor utilización del afrontamiento negativo, con un 7%. Respecto a la edad se destaca que, a mayor edad, mayor es el afrontamiento negativo, la creencia de control externo y la falta de proyectos. Las personas sin secundario completo presentan valores de aproximadamente el doble con relación al grupo de secundario completo. Se encontraron diferencias en la falta de proyectos a favor de los jefes de hogar, respecto a quienes no son jefes.
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