Buenos Aires, mayo de 2024. El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA (ODSA-UCA) publicó las notas de divulgación: «Mortalidad infantil y materna en los países de América Latina y el Caribe» y «Mortalidad infantil y materna: su asociación con las vulnerabilidades socioeconómicas y geográficas en Argentina». Ambos documentos se centran en la mortalidad infantil y materna con énfasis en América Latina y una atención particular al interior del país. Se resaltan los avances en la reducción de la mortalidad infantil gracias a medidas preventivas, al tiempo que se señalan desafíos persistentes en cuanto a la equidad en el acceso a servicios de salud.
Con base en fuentes oficiales del Ministerio de Salud de la Nación se construyeron series históricas de los indicadores de mortalidad infantil y materna, y se estableció su correlación con diferentes indicadores de pobreza del país. Asimismo, a través de una cartografía de Poblaciones.org se presentan los cambios en la geografía de la tasa de mortalidad infantil entre 2005 y 2022, procurando reflejar las desigualdades sociales que existen en el territorio del país, y que persisten aun cuando la tendencia es positiva.
Si bien la evolución de los indicadores de mortalidad infantil y materna en la Argentina es positiva y ubica al país entre los mejores de la región, una mirada en el interior del país evidencia desigualdades sociales y geográficas a las que los promedios no hacen justicia.
Principales resultados en Argentina
La tasa de mortalidad infantil (TMI) en menores de un año siguió una evolución muy positiva entre 2005 y 2022, pasando de 13,3 cada mil nacidos vivos a 8,4. No obstante, es relevante señalar que se observa un estancamiento en dicha evolución desde el 2018 hasta la actualidad. Al mismo tiempo las brechas de desigualdad social son persistentes y muy elevadas. Por ejemplo, Formosa registró en 2022, una TMI en menores de 1 año de 15,1 cada 1000 nacidos vivos, y Tierra del Fuego de 3,9. Geográficamente se registran mayores progresos en la región del NOA que en el NEA, donde las TMI en menores de 5 años alcanzan 18,5 en Formosa, 16 en Corrientes, 13,8 en Chaco, por mencionar algunas de las más preocupantes. Esta región del país, adicionalmente, registra los niveles más elevados de pobreza.
Como planteó oportunamente el Dr. Miguel Ángel Schiavone (2022), rector de la Universidad Católica Argentina (UCA) y especialista en salud pública, uno de los retos prioritarios del país es reducir las brechas y las inequidades en salud. Si bien el derecho a la salud es un concepto diferente al derecho al acceso al sistema de atención médica, en nuestro país el primero no está garantizado y el segundo adolece de equidad en el acceso y en la calidad de los servicios.
En lo referente a la tasa de mortalidad materna (TMM), durante la última década, no se han registrado en el país avances significativos en la merma, quitando el incremento de esta en el contexto de la pandemia por Covid-19.
Las disparidades geográficas son muy notables. Mientras que, en 2022, se registraron 8,6 muertes maternas cada 10.000 nacidos vivos en Santiago del Estero, y 8,3 en el Chaco; apenas se registró 1,2 y 1,3 en la Ciudad de Buenos Aires y en Neuquén, respectivamente. Por ejemplo, Formosa, Santiago del Estero y Salta, registran tasas de mortalidad materna elevadas por encima del promedio y adicionalmente registran elevados niveles de pobreza por NBI. Esto refleja la relevancia que tienen las condiciones de vida de las poblaciones en la oportunidad de sostener la vida.
En 2022, Schiavone se preguntaba: ¿qué se está haciendo para evitar muertes maternas prevenibles utilizando información oficial? Esta pregunta interpela sobre el uso de tan valiosa información oficial de registros administrativos que permite diagnosticar la situación, definir el problema y construir soluciones.
Tal como señala Schiavone (2022), un diagnóstico precoz con un apropiado control del embarazo y simple toma de tensión arterial, así como el tratamiento oportuno por un profesional competente, reducirían las muertes maternas evitables. Parece urgente avanzar sobre maternidades seguras, intensificación de los programas preventivos, adecuado control del embarazo, cumplimiento del plan de los 1000 días, así como también mejor control del recién nacido sano.
En América Latina y el Caribe
El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA publicó también la nota de divulgación “Mortalidad infantil y materna en los países de América Latina y el Caribe”, procurando evidenciar la situación de la mortalidad infantil y materna en el marco de los países de la región de América Latina y el Caribe, y la posición relativa de la Argentina.
A partir de datos del Banco Mundial se construyó la situación de los países de la región en relación con los indicadores de referencia y su correlación con el Producto Bruto Interno (PBI) per cápita de los países.
La tasa de mortalidad infantil (TMI) ha seguido una evolución positiva en la Argentina, aunque se ha estancado en los últimos años, y se mantiene por encima de países vecinos de la región como Chile y Uruguay. La TMI en menores de 1 año se ubica en 8 de cada 1000 nacidos vivos, mientras que en Chile y Uruguay es de 6 y 5 respectivamente. En menores de 5 años es de 9,6 cada 1000 nacidos vivos, mientras que en Chile y Uruguay es de 6,6 y 5,8, respectivamente.
En el caso de la mortalidad materna se advierte un estancamiento en la evolución del país, y la tasa duplica a la registrada en Chile y Uruguay (1,5 y 1,9, respectivamente), ascendiendo a 4,1 cada 10.000 nacidos vivos.
Esta información, que surge de registros administrativos de los países, resulta valiosa para el diagnóstico y la gestión. La mayoría de las muertes infantiles y maternas son evitables. Tal como señala el Dr. Miguel Ángel Schiavone (2022), se requiere de un diagnóstico precoz, tratamientos oportunos, y equidad en el acceso a la atención de la salud y calidad de los servicios.