Cuanto nos costó privatizar los ferrocarriles.

 

Mi abuela acostumbraba a decir que uno debe dar el paso según la pierna, que es una elegante manera de decir que no se debe gastar más de lo que uno tiene.

Y ahora que estamos con el tema del déficit cero y que solo deberemos gastar lo que debemos, y no más, sería bueno hacer un análisis de los que nos salió como sociedad la venta de nuestros ferrocarriles y anticipar qué pasará si los volvemos a privatizar.

Primero digamos que nuestros actuales ferrocarriles nos sirven fundamentalmente para dos cosas, en primer lugar para transportar la gente dentro del AMBA y luego para sacar la soja desde sus lugares de producción hasta los puertos.

Qué pasaría si dejamos de operar nuestros ferrocarriles, casi como ocurrió con la anterior privatización, pues que esos costos de transporte, ya sea soja o pasajeros se multiplicaran automáticamente por diez.

Pero mas allá de esto, que si ahora privatizamos los ferrocarriles recién la próxima administración deberá hacerse cargo de los costos por el largo periodo de inercia que tiene el sistema.

Recordemos que entre la anterior privatización de los 90 y el accidente de Once que nos marcaría el fin del sistema privatizado, para poner alguna fecha, pasaron más de diez años, ahora pasaría lo mismo y en unos diez años lamentaremos un nuevo Once.

Pero pongamos ahora algunos números, antes de las privatizaciones teníamos unos 90.000 kilómetros de vías por las que podíamos correr con nuestros trenes entre 80 y 120 kilómetros por hora, teníamos unas 3000 locomotoras a cabeza de tren, además de talleres, coches de pasajeros , personal entrenado y un montón de otros activos que la anterior privatización simplemente regalo y que el privado destruyó.

Para la fecha del accidente de Once solo nos habían quedado unos 7000 km de vías en operación, supongamos que fueron 10000 para hacer números más redondos y solo unas 300 locomotoras a cabeza de tren, habían desaparecido o por lo menos estaban cerrados, por lo menos cinco grandes talleres de reparación que en algún momento tenían casi 2000 puestos de trabajo cada uno con lo que la pérdida de capital humano, difícil de cuantificar fue casi tan importante como la pérdida de locomotoras.

En la época del nefasto Riojano Ferrocarriles Argentinos tenía una déficit operativo de 200 millones de dólares de la época y daba una ganancia como beneficio público de 600 millones según los balances de la empresa expresado en números redondos

Si tomamos el periodo de aproximadamente diez años entre la privatización y el accidente de once la pérdida de beneficio público solamente fue de 4000 millones de dólares.

Bueno esos dólares faltantes después se transformarán en nuevos pobres, porque si hay menos para repartir hay menos para todos.

Decíamos que las locomotoras pasaron de 3000 a 300 y sobre este número debemos descontar unas 40 locomotoras, siempre en números redondos que compraron los concesionarios , usadas por supuesto.

En números redondos siempre, perdimos unas 2740 locomotoras, en el mercado internacional una locomotora usada cuesta más o menos un millón de dólares, es decir perdimos 2740 millones de dólares solo en locomotoras.

Reponer un kilómetro de vía, sin obras de arte, es decir sin los puentes, cuesta más o menos un millón de dólares, si pasamos de 90000 a 10000 kilómetros de vías en condición de ser transitadas tenemos otros 80000 millones de dólares en pérdidas de patrimonio.

En total y contando solo vías, locomotoras y pérdida de beneficio público la privatización de nuestros ferrocarriles nos costó solo 809.740 millones de dólares , promedio.

Si a esto sumamos que las empresas privadas nunca pagaron ningún canon y que el estado nacional subvenciono generosamente al sistema en casi 200 millones de dólares por año para mantener funcionando lo poco que quedó, concluimos que la privatización fue una brillante forma de generar nuevos pobres.

Ahora, probablemente volvamos a hacer lo mismo, pero menos, ya que hoy somos mucho más pobres que en los años del nefasto riojano.

Y debe quedar claro que de ninguna manera estoy de acuerdo en tirar al riachuelo al actual ministro de economía, que anoche se ha hecho cargo también de nuestros ferrocarriles, porque no tenemos ningún derecho en arruinar el saneamiento que se ha hecho en estos años de esa vía fluvial.

Ing Norberto Rosendo

Comisión Nacional Salvemos al Tren

 

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Autor entrada: La 5 Pata

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