Docentes autoconvocados de Salta lanzan huelga general por un mínimo de 320 mil pesos.
La inflación del 8,4 por ciento de abril ha afectado, parejo a todo el índice – alimentos, vestimenta, alquileres. No se puede atribuir el salto a un acontecimiento o rubro excepcional, Ni siquiera a la corrida contra el dólar, que ocurrió hacia fines del mes pasado. Los salarios han ido a la rastra y los de los trabajadores fuera de convenio se han desplomado.
Las grandes corporaciones capitalistas de los alimentos han iniciado un proceso de remarcación general, en una gran “corrida” contra los salarios. Los tarifazos del gobierno sobre la luz y el gas han echado leña al fuego. En el caso de la electricidad, premiando a las mismas distribuidoras de energía que dejaron sin luz a la población durante los días más tórridos del verano.
En este escenario, que vaticina una suba de precios de dos dígitos para mayo, el FMI reclama una devaluación fuerte del peso, como contrapartida del adelanto de fondos que pide el Gobierno. La suba de precios provoca un mayor gasto fiscal y la emisión monetaria, no al revés, para evitar que la economía caiga en una depresión. Debido a la sequía ha caído relativamente la recaudación. A su vez, la diferencia entre el ‘dólar soja’ y el que se vende a los importadores es cubierta con emisión. Lo mismo ocurre con la recompra de títulos en pesos que son vendidos por sus tenedores. El Gobierno retira, sin embargo, parte del dinero que emite, por medio de las llamada Leliqs, por las cuales el Banco Central debe paga intereses superiores al ciento por ciento anual. Estos intereses son un usina descomunal de inflación.
De la mano del FMI, precisamente, lo que se viene ahora es un nuevo salto en esta tendencia inflacionaria, porque el FMI reclama a cambio una devaluación del peso oficial para retener o acumular dólares. En segundo lugar se esperan nuevos y más fuertes tarifazos. Devaluar en una economía indexada, menos los salarios, amenaza desatar una hiperinflación.
¿Y la CGT? La CGT sólo abre la boca para empujar la candidatura de Sergio Massa, con el resguardo de mantener la indexación retrasada de los salarios, cuya brecha con los precios se hace más intensa.
El contraste con la política fondomonetarista de la burocracia sindical lo está expresando la huelga de los maestros salteños.
Los docentes de Salta, en los últimos días, se han autoconvocado, desconociendo la política y la paritaria que firmó su propio sindicato, y declararon una huelga general. ¿Qué es lo que plantean? Es muy sencillo: están hartos de los engaños de las paritarias en cuotas, de los aumentos por ´tramos´ que corren siempre por detrás de la inflación, y reclaman un salario mínimo que cubra el costo de la canasta familiar que ellos estiman, en este momento, en 320 mil pesos. Es decir, una recomposición inmediata del salario que lo coloque en los términos de la canasta familiar.
Es el camino de que debemos recorrer.