Buenos Aires, abril de 2023. CEPEA y la Diplomatura en Alimentación Saludable en Sistemas Alimentarios Sostenibles de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica Argentina (UCA) publicaron el informe El deterioro sistemático de la economía alimentaria y sus implicancias en calidad de dieta. En los últimos 5 años, una canasta alimentaria en transición hacia estándares saludables y sustentables en su versión más económica cuesta por lo menos un tercio más que los consumos reflejados en la canasta básica de alimentos (la cual además refleja un patrón alimentario poco saludable y excedentario en alimentos de calidad media o baja).
Entre enero de 2018 y marzo de 2023, los precios de los alimentos más deficitarios (hortalizas, frutas, legumbres, leche, yogur y pescado) crecieron más que los excedentarios (carnes rojas, pan, papa y harinas y cereales refinados), hasta en un 60% de las mediciones mensuales (casi 40 de los 63 meses analizados). Entre ambas puntas temporales (enero 2018 – marzo 2023), los precios de alimentos excedentarios aumentaron 1136%, un valor prácticamente similar a la variación del promedio global de alimentos y bebidas (1145%). Sin embargo, los alimentos deficitarios crecieron 160 puntos más (1300%) limitando la accesibilidad a los alimentos más nutritivos.
Este comportamiento diferencial, en el contexto de una economía altamente inflacionaria y con tasas crecientes de pobreza, implica que los consumos más saludables, de mejor calidad nutricional, se vuelven casi sistemáticamente menos accesibles. La posibilidad de mejorar el patrón alimentario poco saludable y obesógeno que caracteriza a la población en general y a los más pobres en particular se ve limitada por la mayor asequibilidad (sus precios crecen menos) de los alimentos que nutren menos, pero tienen mayor poder de saciedad y densidad calórica.
Además de esfuerzos de Educación Alimentaria Nutricional, es urgente modificar los incentivos económicos (precios, impuestos) que alienten un cambio dietario saludable y sustentable y a la vez reflejar los costos reales de una alimentación o canasta que garantice niveles adecuados de seguridad alimentaria.
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