Nuestro país viene sufriendo una sequía extrema que ya lleva un largo tiempo, a esta situación le debemos sumar el efecto devastador de los incendios, eje de la presente nota.
Si revisamos las noticias de los medios de prensa del último año, para no extendernos demasiado en el tiempo, podremos observar que resulta diario leer sobre incendios forestales o de interfase a lo largo y ancho del país; hecho sumamente grave, que termina pasando casi inadvertido para el común de la gente ya que son noticias prácticamente cotidianas. Pero qué sucede, cuando las crónicas mencionan que el humo afecta a los habitantes de las grandes ciudades, como ocurrió recientemente en Rosario o Buenos Aires, entonces sí, los funcionarios reparten responsabilidades sin que nadie se haga cargo de lo que viene pasando.
Y por qué decimos que nadie se hace cargo, porque mientras seguimos repartiendo responsabilidades de quién tiene la culpa, los incendios continúan ocurriendo y representan una catástrofe ambiental con miles de hectáreas consumidas por el fuego. Esta tragedia ambiental termina naturalizándose por el común de las personas que ve por televisión o lee estas noticias de manera periódica sin que nada suceda.
Una de las peores cosas que nos puede suceder como sociedad es esto, naturalizar este tipo de hechos que nos afectan a todos. Con la crisis ambiental que enfrenta el planeta no podemos darnos el lujo de seguir viendo como “algo natural” los incendios intencionales y la falta de coordinación entre los distintos actores que tiene competencia en la materia. Es necesario que la justicia actúe de manera eficaz ante este tipo de hechos y es imprescindible la articulación entre la nación y las provincias para trabajar de manera preventiva. |