Una de cada cuatro personas mayores vive en hogares con pobreza estructural.

Buenos Aires, 13 de septiembre de 2022. El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) y Fundación Navarro Viola presentaron este martes el nuevo documento del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores «Condiciones de vida de las personas mayores (2017-2021). Vulnerabilidades en clave de pandemia por COVID-19». La presentación estuvo a cargo de la Dra. Solange Rodríguez Espínola y del Dr. Enrique Amadasi, quienes detallaron los aspectos más relevantes del informe. Asimismo, el acto contó con la participación del Dr. Matías Manzotti y la Dra. Paula Pochintesta como especialistas invitados.

El informe describe la situación de los adultos mayores de 60 años según condiciones sociales, económicas, de vivienda, del estado y atención de salud y del bienestar subjetivo experimentado durante los años 2017 a 2021. Los datos ponen en evidencia las capacidades y recursos desiguales, así como aquellas falencias que los adultos mayores han manifestado al atravesar el aislamiento y distanciamiento promovidos por la pandemia de COVID-19.  

El documento incluye cinco secciones: 1) subsistencia de los hogares con personas mayores, 2) hábitat y vivienda, 3) estado, atención y necesidades de salud, 4) bienestar subjetivo, 5) inseguridad ciudadana.

La instancia de envejecimiento de la población argentina representa una ventana de oportunidad favorable para detectar y orientar recursos que promuevan a la construcción de una agenda enfocada en las diferencias sociales, económicas e individuales de los mayores al idear intervenciones y políticas públicas que mitiguen estas deudas.

Resumen de resultados

Pobreza

La insuficiencia de ingresos es una de las variables que más afecta a las personas mayores. Aunque hay una tendencia creciente a seguir formando parte de los mercados laborales, la gran mayoría obtiene sus ingresos del sistema previsional, que en Argentina es prácticamente universal y para todos. Sus otras fuentes de ingresos son los ahorros propios y la ayuda de terceros. 

Hay acuerdo entre los especialistas que las mediciones de la pobreza por ingresos no son aplicables a las personas mayores por la ausencia de una canasta básica de necesidades para esta población. Por ello, se aplica el método multidimensional que expresa cuántas carencias básicas se tienen. En personas mayores, el 26% tiene pobreza estructural (2 o más carencias). 

Se encuentran en una mejor situación relativa las personas de más de 75 años, las personas mayores que han finalizado sus estudios secundarios, quienes viven solos o con otras personas también mayores, y quienes viven en CABA. 

Insuficiencia de ingresos

Se refiere a los ingresos del hogar y no de las personas mayores individualmente: “no les alcanza para llegar a fin de mes”. Es un proxi de “pobreza subjetiva”. Los que mejor están representan un 20% que “les alcanza y pueden ahorrar algo”. En los hogares con personas mayores, el 40% declara ingresos insuficientes.

Ayuda de terceros

Incluye la ayuda estatal y no estatal. En los hogares con personas mayores, el 27% recibe ayudas, mucho menos que en los hogares sin personas mayores.

Hábitat y vivienda

El 12% de las personas mayores no accede a una vivienda digna. Esto se encuentra totalmente asociado al nivel educativo y al nivel socioeconómico. Tener el secundario completo es un “seguro” y se encuentran en mejor situación las personas mayores de 75 años y las personas que no conviven con menores de 60. En cuanto al déficit de acceso a servicios básicos, en personas mayores es del 23%. 

Estado, atención y necesidades en salud

En lo relacionado a estado de salud autopercibido, existe mucha heterogeneidad: 1 de cada 3 personas mayores menciona no tener ningún problema de salud y 1 de cada 4 menciona tener su salud comprometida. El déficit es mayor que entre las personas más jóvenes. Es algo específico de las personas mayores, pero no todas las personas mayores tienen su salud comprometida. En cuanto al déficit de consulta médica, es necesaria al menos una consulta médica anual, pero el 19% de las personas mayores no la realizan. Las personas mayores consultan más que los sub 60.

El 73% de las personas mayores no hace alguna actividad física al menos una vez a la semana. También entre los sub 60 el déficit es alto, pero menos pronunciado que entre las personas mayores. Casi 5 millones de personas mayores deberían incorporar ejercicios físicos en su rutina semanal. En CABA el déficit es menor, al menos la mitad hace prácticas.

Malestar psicológico

El malestar psicológico se mide por los frecuentes síntomas de ansiedad y depresión. Afecta al 21% de las personas mayores, igual que en los sub 60. 

Bienestar subjetivo

En el déficit de proyectos personales smide la capacidad para pensar proyectos más allá del día a día, la capacidad de proyectarse. Este déficit es propio de las personas mayores: le ocurre al 22%. Mucho más que a los menores de 60 años. 

La sensación de insatisfacción y tristeza afecta al 15% de las personas mayores (alrededor de 1 millón). Es algo mayor que entre los sub 60 pero solo un poco. No es específico de las personas mayores. 

Sentirse solo no es lo mismo que estar solo. Es un sentimiento. Aún rodeado de otros que le den afecto, la persona se siente sola. Afecta al 18% de las personas mayores. También es alto entre los sub 60. Con la edad, aumenta un poco.

Inseguridad ciudadana

Sentimiento de inseguridad: La incidencia de la percepción de ser víctima de un delito entre las personas mayores es muy alta: dos de cada tres creen que es muy o bastante probable que les ocurra. No es una especificidad de las personas mayores: en igual proporción le pasa a los sub 60. 

El problema de la inseguridad afecta al bienestar psicológico y social, específicamente sobre el malestar psicológico y la percepción de soledad.

Informes de investigación 

El documento incluye tres informes de investigación. El primero, “Las trayectorias y desigualdades en la salud integral de las personas mayores desde una perspectiva anterior y durante la pandemia por COVID-19″, indica que dos de cada diez personas mayores empeoraron su salud en 2020, respecto al momento previo al COVID-19, (mayormente en varones, en estratos medios profesionales, de CABA y en hogares multipersonales). Las personas mayores que tuvieron problemas de salud en 2019-2020 y 2020-2021, presentan mayor vulnerabilidad social y económica. En 2020-2021, el estado de salud de los mayores mejora (22%) en comparación al período anterior (15%), en especial en los no pobres, en CABA, mujeres y en estrato bajo marginal. Alrededor de 6 de cada 10 mayores que viven solos, tienen problemas de salud, comparado con quienes viven con otros.

Entre los principales hallazgos del segundo informe de investigación “La calidad de sueño y sus alteraciones asociadas al malestar psicológico en las personas mayores: características desiguales en contexto de epidemia por COVID-19″ se encontró que no se observan diferencias en la calidad de sueño de las personas mayores desde el 2017 al 2021, dos de cada 10 dicen tener baja o mala calidad de sueño, guarismo más elevado que en los sub-60.

Si bien no se observan cambios significativos en la calidad de sueño por la pandemia, en 2020 el 40% modificó su rutina de sueño: el 16% durmió más que antes y el 20% mencionó dormir menos que antes. Los adultos mayores de 60 años que vivían solos en el año 2020 aumentaron considerablemente su baja calidad de sueño.

Los mayores que pertenecen a un estrato socio-ocupacional bajo integrado o bajo marginal poseen una peor calidad de sueño respecto a los estratos medios. Además, quienes no tienen el secundario completo, tienen mayores déficits en su calidad de sueño. 

Quienes tuvieron malestar psicológico, durmieron menos que antes de la pandemia, en comparación con quienes no manifestaron tener sintomatología ansiosa y depresiva. La tendencia se acentúa a mayor vulnerabilidad social, económica, laboral y educativa y en quienes viven solos.

La tercera nota de investigación “Las diversidades en las capacidades sociales de agencia de las personas mayores en clave de pandemia” indica que se observó un marcado descenso en el déficit del apoyo estructural, es decir no contar con una red de sostén desde el año 2019 (24,4%) al 2021 (11,2%). La funcionalidad del soporte tuvo variaciones diferentes en clave de pandemia por COVID-19: el apoyo social afectivo se incrementa en 4 p.p., mientras que decrece en 8 p.p. la percepción de carecer de alguien cuando necesitan ayuda en tareas cotidianas y domésticas. La investigación presenta datos sobre apoyo social informacional, instrumental, afectivo y estructural. 

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DIRECCIÓN DE RELACIONES INSTITUCIONALES
NATALIA RAMIL
Responsable de Prensa
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Autor entrada: La 5 Pata

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