Por la Lic. Alejandra Perinetti, Directora Nacional de Aldeas Infantiles SOS Argentina
Cada 12 de agosto se conmemora el Día Internacional de la Juventud para visibilizar la situación en la que se encuentran los y las jóvenes de todo el mundo. En Argentina, los/as adolescentes y jóvenes representan alrededor de un 42% de la población total. Sin embargo, las infancias y adolescencias son el sector más pobre de la sociedad, así como las adolescencias y juventudes son quienes cuentan con los indicadores del mercado de trabajo más preocupantes. Una situación para nada alentadora que nos lleva a preguntarnos qué posibilidades de desarrollo y transición al mundo adulto verdaderamente estamos generando.
En un contexto donde los indicadores de pobreza aumentan ininterrumpidamente desde el año 2017, se suman los efectos de la Pandemia en el mercado laboral que recayeron sobre los/as jóvenes de manera más profunda. Según los estudios realizados por el Centro de Estudios Metropolitanos (2021), ante el estallido de la Pandemia por COVID 19, la desocupación en jóvenes de 18 a 30 años creció 6 puntos porcentuales, pasando de 20% en el primer trimestre de 2020 a 26% durante el segundo trimestre, el período más crítico de la crisis sanitaria en nuestro país.
Pero, esta dramática situación no solo se ve en el acceso al trabajo. La igualdad de oportunidades es otro tema que erosiona sistemáticamente la situación de derechos de las juventudes argentinas.
En las mujeres jóvenes la pérdida de puestos de trabajo ascendió a 31% en el segundo semestre de 2020, mientras que en el caso de los varones la caída fue del 27%. Así, las condiciones de ellas empeoran conforme disminuye su edad. Mientras que, hacia marzo de 2021, la recuperación de puestos de trabajo en los hombres alcanzó los niveles de la Pre-Pandemia (sumando 322 mil puestos de trabajo en relación al primer trimestre de 2020), un total de 422 mil trabajadoras que perdieron su empleo durante la Pandemia no lo habían recuperado.
Uno de los factores que se suman para determinar estas brechas se relaciona con la informalidad del trabajo, que expone a las/os jóvenes a un alto nivel de vulnerabilidad frente a despidos, rebajas salariales, cambios de condiciones laborales, así como el incumplimiento de las leyes laborales en general.
Asimismo, otro factor determinante es la distribución del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, el cual recae principalmente sobre las mujeres jóvenes. Según la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo, elaborada por el INDEC en el año 2013, 9 de cada 10 mujeres invierte 6 horas semanales en trabajo doméstico mientras que 6 de cada 10 varones invierte solo 3 horas semanales en los mismos trabajos.
Este panorama del mercado laboral resulta preocupante, dado que puede generar en la población joven desánimo en la búsqueda de trabajo y en la conclusión de sus estudios básicos y obligatorios.
Al respecto, el abandono de la Educación Obligatoria configura una problemática nacional y multicausal, que se puede relacionar con el embarazo en la adolescencia, el ingreso al mercado laboral, las dificultades económicas para el sostenimiento de la cursada, entre otros. Si bien en nuestro país la Ley 26.206 de Educación Nacional establece la obligatoriedad de la Educación Secundaria para todas/os las/os adolescentes, miles de jóvenes no se encuentran matriculadas/os en instituciones educativas y un alto porcentaje no logra concluir la educación secundaria antes de los 20 años.
En Aldeas Infantiles SOS Argentina trabajamos con los/as jóvenes y adolescentes desde los 13 años para que la empleabilidad sea clave en la construcción de su autonomía y en la posibilidad de vivir de manera independiente; y lo hacemos desde un enfoque de acompañamiento singular e individualizado.
La terminalidad educativa, la formación y la capacitación son fundamentales para el desarrollo personal y la inclusión laboral. Todo esto lo hacemos posible gracias a las alianzas corporativas que nos permiten poner en marcha y sostener la estrategia de empleabilidad a través de su apoyo económico y las acciones de voluntariado corporativo. Pero también, trabajamos para garantizar el derecho a la participación infantil y juvenil en todas las cuestiones que las y los involucran, y desarrollamos estrategias en diferentes niveles. Este año, por primera vez, los y las adolescentes y jóvenes participaron de la construcción y evaluación de los proyectos de presupuesto participativo. Sus voces son tenidas en cuenta. Un mundo con más y mejores oportunidades es posible.
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Lic. María Celeste Jurado
Eikasía Comunicación Corporativa