(…) Es necesario tener presente que el empleo formal debe abarcar las nuevas formas de la economía popular que
viene creciendo en todo el planeta. Este nuevo modo de economía de personas que fueron descartadas de los empleos formales pero que se han asumido como sujetos trabajadores y al tiempo que desarrollan innumerables emprendimientos laborales, esas “experiencias de salvación comunitaria”, se organizan como asociaciones o sindicatos.
Recientemente, la Pastoral Social cordobesa expresaba: “En un país que tiene tantos recursos y posibilidades de multiplicarlos, pero que, paradójicamente, tiene altos índices de desocupación y de pobreza, es urgente reconstruir y extender la cultura del trabajo. Es imperioso que los argentinos volvamos a crecer en la conciencia de que el trabajo dignifica y amplía las oportunidades para todos.” Tal dignidad supone tanto la generación de empleo como la justa remuneración por el mismo.
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