El Gobierno ha desmentido que piense dolarizar nuestra economía, tras una columna en el Wall Street Journal del lunes pasado. Y luego de que el mundo escuchara las declaraciones del director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, Larry Kudlow, quien dijo tras su reunión con Dujovne; “atar el peso al dólar (…) es la única forma para que la economía argentina salga adelante”.
Es como que primero te prestan plata, y luego pretenden gobernar por vos.
Dolarizar la economía, en Argentina, es demente.
Aquí usamos el dólar solamente como un valor de reserva. Nuestro tema no es el dólar, es la inflación. “A la inflación la bajamos”, dijo el presidente argentino en campaña. Bien, parece que se le ha escapado el caballo y anda a pie, con sus equipos corriendo detrás de él en un campo donde no se ven las primeras alambradas.
Cuando Cavallo lo intentó en 2001, el peso y el dólar estaban anclados, un peso era lo mismo que un dólar. Simplemente lo oficializó. Y así nos fue. Los resultados fueron patéticos.
Argentina tiene naturalmente condiciones para salir adelante, no es una isla que pueda prescindir de moneda propia, evitando la comodidad de atarse a la economía de EEUU. Ecuador lo hizo porque su moneda llegó a valer tan poco, que ni en los países europeos la aceptaban, producto de crisis prolongadas y agudas. Y por último, nuestras empresas, no logran que lleguen tantos dólares como para que el dólar sea nuestra moneda de cambio corriente “dolarización de hecho”.
Resulta impensado que las decisiones de política monetaria, patrimonio de un gobierno, queden bajo la decisión de EEUU.
El gobierno tiene que avanzar en reducir el déficit fiscal, como recién comienza a hacerlo, aunque ya es tarde para impedir tanta gravedad social.
Sin embargo hay que distinguir dos temas cruciales.
1-La Pobreza aumenta pero sigue conteniéndose con Planes Asistenciales que el gobierno no puede desestimar.
2- Y por otra parte la crisis económica y de consumo real, golpea a una Clase Media que es quien mediante impuestos abona esos Planes. Una Clase Media, que en definitiva salva o condena a cualquier gobierno cuando se esté delante de una urna.
La salida tras la deuda innecesariamente adquirida con el FMI no es fácil, en principio porque ya es tarde, no debió pedirse tan rápido ni tanto, y porque el Gobierno no recoge las demandas de la sociedad Clasemedista;
Acordar otros términos y plazos, y llevar esta Agonía Social Media, a muchos años de financiación.