La discusión nunca fue El Aborto, sino, qué marco legal le dábamos, o si lo dejábamos como estaba, guacho. Ningún emparche al Código Procesal Penal ahora, puede superar eso.
Está bien que se enseñe Educación Sexual en los Colegios, con la salvedad necesaria, antes tenemos que enseñarles a leer, que comprendan lo que leen, y tratar que el sistema educativo argentino tenga bien pagos a sus docentes, cosa que aún no sucede.
La Vicepresidenta de la Nación, en ejercicio de la Presidencia del Senado, Señora Gabriela Michetti, ante la definición por votos de “la Despenalización del aborto” (INTERRUPCIÓN VOLUNTARIA DEL EMBARAZO), gritó con el descuido de su micrófono abierto en el momento en que el tablero de votación nos retrotraía años; «Vamos todavía, vamos».
Uno, que siempre ha sido ajeno a las demostraciones emotivamente exageradas de los ámbitos futbolísticos, se sintió asombrado, más que eso, dolorido, no por el resultado de la votación, que aunque no lo comparta, democráticamente debe ser aceptado por espíritu de formación, con las dudas y debilidades sistémicas del caso, sino por un profundo pesar que en la actitud extravagante de la mandataria, define a nuestros más importantes funcionarios.
O en el caso del Senador por Salta Rodolfo Urtubey, cuando expuso; «A veces la violación es un acto no voluntario con una persona que tiene una inferioridad absoluta de poder frente al abusador, como en los casos intrafamiliares, donde no se puede hablar de violencia pero tampoco de consentimiento, sino de una subordinación, sujeción. Sería sano avanzar en esta cuestión de la ausencia de la voluntariedad entendido con amplitud que no es solamente la violación clásica».
Huelga aquí alguna explicación por mi parte. Se trata más bien de una mención gravosa, sobre la que debería accionar el Ministerio Público. Lo que no puede suceder, ya que es el Senado quien debe analizar Juicios Políticos contra otros, incluidos Cámara Baja, y los dos Poderes de la Nación.
O Cristina López Valverde, de San Juan, «la senadora que vota en contra, porque no leyó el proyecto».
La Democracia, siempre se supo, tiene enormes falencias, y es aun así lo mejor que hemos conseguido, lo que no admite que los argentinos tengamos que sentirnos tan mal representados, con exposiciones que insultan nuestra inteligencia.
El síntoma delicado y perverso de la mediocridad funcional política, lo tenemos.
Pero lo que realmente está fallando aquí, desde hace décadas, caóticamente es el Poder Judicial.
Cuando un Individuo deja de creer en la Justicia, y en las Instituciones Políticas que lo hieren, no tiene otros caminos que defenderse desde la Vecindad. Buscará otras salidas institucionales, porque se siente i-representado e in-defendido, independientemente, se sabe, de la diversidad de pensamientos y creencias. No se juzga un resultado, sino el modo en que los diferentes representantes, llegan a él.
Estas personas que cobran fortunas para exponer sus puntos de vista desde posiciones tan cómodas como inexplicables, desconocen lo que realmente sucede en el país.
Pensemos que este tema y tantos deben ser tratados a fondo, con mucho tiempo, sin apuros y sin correr el riesgo, de que resulten meramente distractivos.
Así como la sociedad va evolucionando lentamente, con atrasos y adelantos, pero avanzando al fin, el reloj del Gobierno, considerando los Tres Poderes, atrasa. Y ese atraso, tiene dos observaciones; Años perdidos que no se recuperan, y lo más grave de esta sinergia humana, cobra vidas.
YH
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