Trabajar, o hacer un Paro, son Derechos consagrados en la Constitución. Los Paros no son ni malos ni buenos, salvo si consideráramos las pérdidas del país en ese día. Para el Gobierno unos 17 mil millones de pesos, para otros matemáticos, cerca de 22 mil. Tras el paro, nada cambia. Por lo general si uno de los poderes no flexibiliza una posición negociadora, estamos ante un enfrentamiento con roles diferentes. Y para negociar, sabemos, se necesitan dos.
La huelga, con la Coerción del Transporte, una potestad propia de la CGT con la UTA dentro, y con algunos Municipios que de un modo inverosímil, “cerraron”, «Fue- al decir de Marcos Peña- un paro focalizado en el transporte y en las grandes ciudades». En tanto para la entidad sindical, sin cifras demostrables, “fue contundente”.
Poca militancia de izquierda en las calles acaso por dos razones, carecen de tanta gente, y hay una abismo con los Gordos, ya que, indudablemente esto no es societarismo visto desde la representatividad.
Y lo esperable por parte de inadaptados que hacen de la violencia un derecho. Un Paro no implica “Cortes”, apropiándose de todo, impidiendo la libre circulación; estos “Grupos de Choque Gozadores de Protestas”, que nada tienen que ver con la militancia, no aceptan que quien quiere ir a trabajar disponga de accesos despejados, un Derecho de quien quiera hacerlo. De la legítima decisión de los huelguistas a parar, se pasa a la violencia, y a la inmediata “Victimización”, cuando dicen junto a ciertos Medios que el Estado los reprime.
Reprimir es, la acción y el efecto de contener, detener, refrenar o castigar. Convengamos que la represión es Legal, cuando está contenida en la Constitución, o es ilegal en caso que las fuerzas estatales o paraestatales actúen sin respeto por la ley, lo que constituye un delito. Generalmente, reprimir conlleva violencia. Y no es curioso que quien esté en contra de los Gobiernos (cualquier Poder, aquí y en el mundo), siempre, y tras su propia acción inconstitucional, hable de la represión como si fuera una ilegalidad. Cortan, destrozan, agreden, y luego resultan “los agredidos”. La diferencia, incluso con el Anarquismo Moderno del S XIX consiste en que aquellos tenían una posición filosófica y política, individualista-racionalista y asociativista, nuestros “cortadores profesionales” hoy, no terminaron la secundaria y se mezclan con los verdaderos huelguistas para ser cabeza de choque desde lo peor del lumpenaje que representan. Se han convertido así en la síntesis de la marginalidad con exigua conciencia social, y una axiomática ausencia de conciencia moral. Que repito, nada tiene que ver con el huelguista.
Este Paro, ¿obliga al gobierno electo a cambiar la marcha fijada?
Naturalmente que No, lo que lo obliga es el voto de octubre en este año, y nuevamente, en dos años más. Hay otro argentino para quien el paro y sin transporte, pasa a ser un gris feriado, es el descreído de gobiernos y sindicatos que ni siquiera puede considerar la fecha debido a que no tiene con qué comprar, además de haber perdido el presentismo. De hecho, hubo muy poca gente en las calles, con negocios abiertos, y sin compras.
Falta algo; ¿Dónde coloca este Paro a la Oposición partidaria Justicialista? La CGT está sola, ungida de abandono político, casi sin el mito de la “Marcha Peronista del Siglo pasado”. Hay indicadores que nos llevan a creer que si bien “el consumo sigue planchado, y la gente no tiene con qué”, la Economía necesita de aquí al tercer trimestre de este año para ver su oxigenación, o debería decir “precisamente Octubre”. Uno necesita creer, que La Obra Pública comienza tibiamente a arrancar, sin embargo a contramano de lo que el Gobierno nos dice, he recibido el Informe de Chequeado en el que reproducen declaraciones del Presidente;
Macri: “Este primer trimestre del 2017 estamos batiendo el récord de la historia de la obra pública en la Argentina”- Chequeado, asegura que es FALSO***.
Otro tema que no quiero pasar por alto, los Créditos Hipotecarios que tuvieron a los tres Bancos oficiales en vilo metidos en carpetas y computadores contra reloj hasta hoy, desde ahora deben ser analizados en profundidad, ya que si se contiene la inflación, serían un éxito para el gobierno y un beneficio real para miles de jóvenes en el país.
Faltan aún las correcciones a temas importantes; el tipo de cambio (atrasado más por emisión de deuda que por exportaciones), y un gran gasto público. Sin embargo, no solo el dólar asegura competitividad, antes están las tasas. Es un complemento al que el gobierno, creo, comienza a acudir poco a poco.
Para cerrar, la experiencia argentina nos indica que un Paro manifiesta el modo en que la gente transmite su disconformidad a los gobiernos, tanto, como la manera en que los dirigentes, manifiestan sus propias incomodidades políticas, antes que la presión los sobrepase.
Yayo Hourmilougue
LAQUINTAPATA.
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