La Abuela del cajero. YAYO H.-

 

Del lunes 31, en una sucursal de Pacheco. Muy breve;

No sé el nombre de la señora, no se lo pregunté, lo cierto es que en el banco ella no sabía cómo hacer para cobrar por el cajero. Le calculé unos 75 años. Estaba sola. Nadie llegó a proporcionarle ayuda. Miramos, ningún hombre de seguridad de los que son habituales, ninguna muchacha de la institución en ese momento. La gente en la cola se impacientaba. Me ofrecí. “No sé cómo seguir” me dijo. “Presione continuar”, explique luego de una mirada a la pantalla. Y después, parado ahí, gire hacia la fila. Dos o tres me observaron impacientes, el resto, ninguno se había ofrecido, se manifestaron solidarios. “¿Y ahora?”, preguntó. Volví a la pantalla unos segundos…”Continuar, otra vez”… “¿Y ahora?”… ¿Usted quiere saber cuánto tiene depositado o…? Ella no me dejó terminar. “No- explicó- ¡necesito sacar mi pensión!”.  “Bien- dije-  entonces presione en Saldo, y después Extracción…”. Arrimaba su rostro a la pantalla y sus dedos temblaban. Tuve que volver a explicarle mientras lo hacía, porque la mujer lo olvidaba. Demoramos algunos minutos.

Finalmente el cajero le entregó todo el dinero. “Cuéntelo- le pedí- así está más tranquila”, y nuevamente le di la espalda. “¡Dos mil ochocientos!” me dijo con toda la voz, inofensiva, inocente, con una sonrisa. “¿Está bien entonces?”- pregunté. “Sí, es lo que cobro cada mes, hijo…” me respondió. Me lo agradeció repetidas veces. Volví a mi tercer lugar en la cola. La mujer se retiró con un andar muy lento ayudándose con el bastón. Yo no había visto el bastón, seguramente apoyado a un costado mientras estuve con ella.

Tras terminar mí trámite, salí. Caminé por la vereda hacia el auto, y regresó a mi cabeza la imagen de la anciana, ¡Dos mil Ochocientos pesos!- pensé- debe ser una pensión graciable, no contributiva, sobre todo por la edad y por el monto. Reparé en el viejo debate, quienes aportamos nunca nos jubilamos con lo suficiente. Quienes no lo hacen ni lo hicieron, van a cobrar, o cobran lo que esa mujer, o quizás algunos pesos más.

Cuando puse el coche en marcha no pude evitar algunos personajes nefastos que nos han gobernado y me vino a la cabeza, quien sabe por qué razón, lo que Marcelo Salinas le dijo a Scioli, y en ese 47% que nuestros legisladores se auto aumentaron, obteniendo sueldos que promedian los 85 mil pesos de bolsillo, sin contar en esa cifra con el “desarraigo y los pasajes”. Pensé en Gabriela Michetti, en Emilio Monzó,  Recalde, Moyano y tantos, y en cada uno de quienes ocupan una banca, personas o sujetos políticos a quienes entrevisto desde hace años para tratar temas puntuales. Más de una vez, acerca de pobreza estructural y desigualdad.

 

YAYO HOURMILOUGUE

LAQUINTAPATA

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Autor entrada: Editor

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