Es natural que la mayoría de las PyMES no quieran la Ley Anti despido. Y que muchos legisladores hagan de esto, una provechosa actuación política propia.
Este país ha librado a las calles y a la buena de dios, a millones de personas durante décadas, que prefirieron la protección de un sueldo, una obra social, y la seguridad de un dinero mensual. Es normal pretenderlo en países que funcionan, en polis organizadas. Hasta que llega un momento en que no hay plata para todos, porque tampoco hay trabajo para tantos, consecuentemente, no existe ese Estado eterno que imaginamos. Un fenómeno mundial. Sucede con los países lo mismo que con cada comuna cuando no se desarrolló una economía regional. Entonces los municipios piden ayuda a las gobernaciones, las gobernaciones al gobierno nacional, y el gobierno nacional recauda de empresas y de ciudadanos. Se cierra el círculo, y se imprime exageradamente o se crean bonos a futuro. Donde todos quedamos endeudados.
Hay que comenzar a buscar otras realidades, más creativas y productivas.
También hubo miles, no sé si millones que decidieron crear, producir, pedir créditos, refinanciarse, negociar con extraños, sacudir el mercado, y pagar sueldos antes que percibirlos. Así nacieron los emprendimientos; PyMES que lograron cierta dimensión, pequeñas pymes, y micro pymes. Se trata de una cuota de pasión, otra de audacia, otra de creencias. De grandes creencias. Hoy habría que preguntarle a ellos, o a sus padres o abuelos, si tratándose de Argentina y de tanto gobierno inútil o voraz, volverían a intentar semejante experiencia en un país con ámbitos de competitividad tan desventajosos. Gobiernos que al momento de haberlos recibido, ya los estaban olvidando. Con políticos que se convirtieron por desinterés o por desconocimiento, en una usina de adversidades.
Como si los políticos con sueldo, o quienes han vivido del Estado tantos años, supieran de tanto desafío. Muy pocos lo saben.
Los dueños de la mayoría de cada Pyme, aun sin ser perfectos, comenzaron hace años, no es de ahora, a hablar casi tímidamente; No quieren esta Ley. No quieren la conflictividad con cada trabajador tampoco, ya que no todos son iguales. En nuestro mundo hay grandes trabajadores, realmente valiosos, y grandes vagos también, y una industria del juicio de abogados insaciables detrás de cada puerta. Es simple, la doble indemnización, crea conflictos. Y si no lo explica ningún manual, ellos recuerdan cada hecho de aquella última vez que se aplicó. Tampoco quieren despedir gente en la que pusieron esfuerzo y confianza y se esmeraron en capacitar, a veces, contratando especialistas, porque la globalización se los exigió.
Las ARTs, un gran negocio, empezaron por absorber el 1,4% de la masa laboral, hoy están en montos que superan el 14%. Los impuestos no han podido ser mayores en tantas décadas.
En estos meses, algunas Comisiones del Congreso han recibido a las PyMES, pero no les han dado respuestas a tantos requerimientos, a muestras tan serias de realismo. Y luego sabemos, muchos legisladores debatirán hacia adentro, o para las cámaras en histriónicos discursos, luciéndose en exposiciones interminables desde sus bancas.
Las PyMES necesitan incentivos, y una mayor demanda sobre lo que crean. Han caído sus ventas, y se les ha deteriorado el mercado en el que insisten muchas veces con impotencia. Contrario a eso y en estos meses, se han liberado las importaciones y muchas de nuestras pequeñas empresas, a Producto igual o parecido, no tienen como competir. Hay una clara caída de consumo por apertura de Importaciones. A lo que se agregan tarifas, servicios encarecidos, inflación, combustible y ausencia de créditos blandos. Hasta hace poco contaban con subsidios indirectos, ciertos costos como el gasoil, con los que ya no cuentan. O un IVA que si no descargan ahora, lo deben pagar todo junto en tres meses.
Tampoco se trata de subsidiarlos, sino de facilitarles cada camino para que continúen. De resoluciones sectoriales. Desde febrero se han reunido con funcionarios y legisladores. Y fuera de todo asombro, impoluto Alguien, les ha llegado a sugerir desde un muy burocratizado y alto escritorio de este Gobierno, (no, no es una redundancia), que tienen que Re-Convertirse. Suena bien. La pregunta es ¿Cómo? ¿Con qué? Ante esta situación ¿se debe hablar de Ley Anti despido, o de Políticas de Desarrollo para las PyMES?
Por si solas, explican del 70 al 80% de la economía. Solas.
El Congreso ha perdido el eje de la discusión. Están enfrentando queriéndolo o no, a Trabajadores con Pymes mientras lo ausente es la solución política, que no depende solo del gobierno, sino de la dirigencia en general, y de la dirigencia política en particular, e involucro aquí a la dirigencia Sindical Responsable, no a los escuadrones de los cortes. Hay cifras poco serias de despidos, deberían comenzar a trabajar con otras cifras; por caso, “cuantas Pymes cierran”, para meterse en la raíz de porqué quedan trabajadores en la calle. Y no me refiero a firmas internacionales que tras acuerdos faraónicos con gobiernos amigos cobran subsidios y se van, como Cresta Roja, sino a PyMES Nacionales que tienen de 10 a 60 personas trabajando, siendo que hacen lo imposible para mantenerse sin despedir a nadie.
Bien; A ellos, les van a votar esta Ley, los iluminados de la Teoría Dialéctica.
¿Dónde se forma el sueldo que cada funcionario cobra? Entre otras cosas, de impuestos.
Hay una Matriz que no se repara, o que parece carecer de soluciones aun. Ningún gobierno ha pensado seriamente en la consecuencia de cada medida que se toma, focalizada o integral. Imaginar antes dónde golpea, y donde no, cada decisión. Y cuando digo Gobierno, me remito a lo preciso, el Ejecutivo, el Legislativo, y el Poder Judicial. Eso es el Gobierno.
Sin PyMES, no podrían cobrar sus sueldos.
YAYO H.
LA QUINTA PATA