Se lo que el Dakar representa para muchas empresas. Y para muchos deportistas. Y valoro cada una de las razones que tienen para avanzar en tan importante contienda deportiva.
Pero si hasta hace dos años, apoyé al Dakar, la fuerza de otras razones, mucho más potentes, me impide seguir haciéndolo.
En verdad, son pocas las empresas que hacen diferencia con el Dakar, aunque les importe estar ahí. Y es muy alto el costo, no solo deportivo, y mediático, sino que en los últimos dos años, también lo ha sido en vidas. Se trata, de unas pocas empresas que ganan dinero, de otras que cubren costos, y de la pérdida de dinero de la mayoría. Hay terciarizadas, que tratan de meter nombre. Hay Medios que hacen plata. Otros pierden, y un sinfín de periodista que como si fuera poco, trabajan gratis. Hay una Ministerio, que contrario a lo que debería hacer, después lo veremos, empuja esta iniciativa en asociación con una o dos compañías privadas. Y ahí está la mayor diferencia material. O el más importante Bien Ganancial.
Lo cierto es que el Dakar no aporta, ni deja nada a cada economía regional. A los sumo el engaño de comunidades que una vez al año, ven pasar un automóvil convertido en bólido a ciento sesenta kilómetros por hora y que los deja envueltos en polvo, algo así como el único mecanismo de contacto con algo o alguien de la civilización. Culturalmente festejan. ¿Qué festejan? Lo que consumen. Lo que no puede saciar sus necesidades elementales y arruina su entorno, aunque lo desconozcan. Muy por el contrario, la carrera destruye medio ambientalmente lo que ya no podrá recuperarse. Un gran engaño publicitario del que se benefician pocos. Que no cambia, ni intenta cambiar la realidad de quienes viven sumergidos en el aislamiento permanente.
Hace veinte años atrás, nadie daba importancia al cuidado de la tierra que nos sostiene. Hoy lamentamos aquellas consecuencias. Y hablamos de modificarla y modificarnos. Pero alentamos competencias que ya son cuestionadas por intelectuales y conservacionistas en el mundo entero, y que por supuesto, no tienen prensa. Los mismos políticos que asisten a reuniones internacionales en defensa del medio y del ambiente, representando a sus países, son lo que en “su propio país”, se desviven por organizar el Dakar, u otro tipo de competencias redituables, sin reparar en cada quebrantamiento natural e histórico. Es lo mismo que organizar una Maratón en alguno de nuestros Parques Nacionales, un disparate. Peor, una barbaridad. Donde los crédulos corren, sin tener conocimiento del daño que causan, y un puñado de tipos y políticos, siguen apilando plata. O como si los Pumas jugaran su gran partido contra los Old Blacks, en Plaza Lezama, o Plaza de Mayo, o en la mejor plaza de Nueva Zelanda. Y que después del primer partido lo hicieran siempre.
Hace treinta años, también la homosexualidad era condenada. Tardamos en advertir que la realidad es otra y que debemos aceptarla. Más que nada por principios de igualdad y respeto, de tolerancia, y de libertades. Me refiero a que lo que hoy nos parece como en este caso, mi reflexión hacia el Dakar, una crítica desubicada, no es más que una realidad futura, pero que no respetamos actualmente. No darnos cuenta, es simplemente “impunidad”. Es respetar incondicionalmente el exceso de poder de lo que algunos nos venden, nada menos que en nuestra propia contra.
“En el 2010 se constató que se dañaron 52 (50,5%) de los 111 sitios examinados. El informe de la época señala expresamente: No se tiene ningún conocimiento del daño causado en otras zonas donde hubo cambios de trazado de última hora dispuestos por la organización (del Dakar), desvíos o competidores perdidos”.
El Informe Técnico de Evaluación del Rally Dakar 2011, elaborado por el Área de Arqueología del Consejo de Monumentos Nacionales, informó que de los 283 sitios evaluados, presentaron daño en diversas magnitudes un total de 126 sitios. En el informe de ese año el Consejo afirmó: “El Dakar constituye una actividad altamente dañina para el patrimonio arqueológico e histórico del país”.
No me opongo al deporte automovilístico. En tal caso, y con menos dinero, pueden correr en lugares que construyan para tal fin. Hoy se corre el Dakar en sitios donde no debería circular automóvil alguno. En otras competiciones, aquí y en el mundo, se cierra una ciudad como CABA, creyendo que se hace una gran cosa, para ocupar cada calle en una carrera. No son sin embargo, errores similares, son además, grandes errores. El MKT no va a responder mañana, por lo que nos quita hoy.
La responsabilidad de un buen deportista, de un buen empresario, y de un buen periodista, más aun si ama los fierros, es comenzar a replantearse estas cosas. De eso se trata.
Para cierre, dejo un artículo significativo, que les pido lean cuando puedan. Cuidadosamente. Al que adhiero sin ninguna duda. Diría que es un artículo obligado desde la civilidad y la esperanza. Y digo más, hay decenas de artículos similares en contenido, dando vueltas por el mundo.
Yayo H.
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Dakar 2015: La competencia criminal que denuncian arqueólogos y pueblos originarios
Cuando Mijael Flores, estudiante de séptimo básico de la Escuela América, en Arica, descubrió, junto a su grupo de compañeros del taller de Arqueología, una momia de la cultura Chinchorro de más de 7.000 años de antigüedad, no solo estaba confirmando- con esta evidencia- la riqueza arqueológica y paleontológica del desierto de Atacama, sino también la naturaleza casual del hallazgo, que en otras palabras implica, que el patrimonio arqueológico nacional está al aire libre, ahí al interior del desierto o cerca de la costa donde hace miles de años se asentaba unas de la culturas más antiguas de la humanidad, cuyas evidencias de momificación son 4 mil años más antiguas que las descubiertas en Egipto.
Pero la riqueza patrimonial, según la arqueología moderna, en el desierto de Atacama podría ser más antigua aún. Se habla incluso de evidencias que datan de hasta 12 mil o 13 mil años de antigüedad, es decir de la época en que -según las teorías actuales- comenzó el poblamiento de América tras la migración de Siberia.
En este vasto espacio desértico, donde malentendidamente no habría nada, también existen evidencias de una riqueza paleontológica incalculable y que se remonta a más de 7 millones de años. El hallazgo más reciente de este pasado remoto, fueron los más de 70 restos cetáceos encontrados en el desierto, en las cercanías de Caldera. La mayoría son del período Mioceno y Plioceno, donde habitaban parientes prehistóricos de las ballenas actuales y de otros seres que la literatura fantástica ha bautizado como «monstruos marinos».
Este es el patrimonio del desierto chileno, patrimonio, que por quinto año consecutivo, se vería amenazado por el Rally Dakar.
DESTRUCCIÓN MILENARIA
De acuerdo a la observación del Consejo de Monumentos Nacionales y que se encuentra refrendado por el Colegio de Arqueólogos, entre los sitios destruidos o dañados se encuentran geoglifos, aldeas, cementerios, conchales, huellas y caminos (entre los que se cuentan trazas del camino del Inca), sitios de la época salitrera, talleres líticos y muchos otros presentes en las regiones de Arica, Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo.
Para Paula González, vicepresidenta del Colegio de Arqueólogos, el Rally Dakar no es otra cosa «que el atentado más grave que existe contra el patrimonio nacional», con daños que son «irrecuperables» desde la perspectiva científica y que además – siendo para la organización lo más grave- cuenta «el apoyo del Estado» o con la ambivalencia del este en la materia.
El primer Dakar se realizó en la primera administración de Bachelet el año 2009. De acuerdo a los estudios de CMN (Ordinario Nº 2.918/09) en esta versión de la competencia se constató la destrucción
de 5 sitios arqueológicos denominados «Quebrada Pelícanos 1», «Quebrada Pelícanos 2», «San Antonio 2», «Majada El Tomate 1» y «Majada El Tomate 3» y una agrupación de sitios arqueológicos denominada «Área Arqueológica Pampa Austral Camino Oeste», ubicados en las regiones de Atacama y Coquimbo. La cronología de algunos de estos sitios alcanzaba una antigüedad mayor a los 4.000 años (2.000 a.C.).
En el 2010 se constató que se dañaron 52 (50,5%) de los 111 sitios examinados. El informe de la época señala expresamente: «No se tiene ningún conocimiento del daño causado en otras zonas donde hubo cambios de trazado de última hora dispuestos por la organización, desvíos o competidores perdidos».
El Informe Técnico de Evaluación del Rally Dakar 2011, elaborado por el Área de Arqueología del Consejo de Monumentos Nacionales, informó que de los 283 sitios evaluados, presentaron daño en diversas magnitudes un total de 126 sitios. En el informe de ese año el Consejo afirmó: «El Dakar constituye una actividad altamente dañina para el patrimonio arqueológico e histórico del país».
Según las estadísticas el 2012 y 2013, los lugares dañados se redujeron, pero tanto el Consejo como el Colegio de Arqueólogos apuntan al que el cómputo de sitios dañados es relativo, ya que «la información disponible sobre la evaluación de daños del año 2012 (que realizó el Instituto Nacional del Deporte) es «escasa» y no se tiene información concreta respecto de las rutas de las caravana.
«De esta manera, existen fundamentos para suponer que puede haber una gran cantidad de sitios que no fueron registrados y de esta manera quedaron desprotegidos. Por lo tanto, el cómputo de sitios dañados en la versión 2013 de la competencia es absolutamente relativo e incierto», consigna el informe.
En todo caso, estas cifras son muy conservadoras -contraargumenta Paula González- «porque las evaluaciones de daño no han sido exhaustivas y han aplicado un criterio que restringe el área de influencia directa de la competencia sólo a la unión lineal de puntos que constituyen el trazado, sin considerar las áreas de campamentos, áreas de estacionamiento y los lugares dónde se sitúa el público, que también han destruido sitios arqueológicos».
EL ESTADO COMO INFRACTOR DE LEY
A fines de mayo y después del suspenso sobre si el Dakar pasaría nuevamente por Chile, debido al impacto del terremoto en el norte grande, la Ministra del Deporte Natalia Riffo, despejó las dudas y confirmó la participación de Chile en la competencia más dura del deporte tuerca en el mundo.
Esta confirmación, para los defensores del patrimonio, constituye un grave revés y confirma nuevamente el doble discurso en materia de protección patrimonial que tendría el Estado, representado por la administración de la Nueva mayoría.
«Es una gran decepción porque esperábamos que la administración Bachelet no continuara con este grave atentado contra nuestro patrimonio cultural y natural, atendidas las numerosas pruebas acerca de la naturaleza dañina sobre los monumentos arqueológicos, la flora, fauna y paisaje del norte de Chile», sostiene González.
La ambivalencia, según los científicos, radica en que «el rally Dakar ha producido un quiebre en todo el régimen jurídico de protección que amparaba los monumentos nacionales arqueológicos de Chile».
Normalmente, cuando alguien destruye un sitio arqueológico -explica González, quien es arqueóloga y abogada- «el Consejo de Defensa del Estado acciona legalmente contra el autor a través de la Acción por Daño Ambiental, persigue su responsabilidad y se le sanciona civil y penalmente».
Pero en este caso, los denunciantes acusan que el Estado se ha desentendido de su responsabilidad.
«El artículo 38 de la Ley de Monumentos Nacionales, determina que la destrucción de sitios arqueológicos reviste el carácter de delito, sin embargo el Estado chileno no ha perseguido la responsabilidad penal de los autores de esta destrucción reiterada de sitios arqueológicos», sostiene el Colegio en un informe de mayo del 2014 del departamento de Antropología de la Universidad de Chile.
Para Carlos Carrasco, presidente del Colegio, uno de los aspectos más graves, no es sólo que el Estado no persigue a los culpables, sino que además estimula la destrucción constante del patrimonio, por el cual además paga 4 millones de dólares.
Si bien del Ministerio del Deporte contestan que este dinero lo paga el Estado por concepto de inscripción, o sea que paga para que la competencia pase por Chile, Carrasco pone el énfasis en los costos totales que significa para el país. «A esto hay que sumar los efectivos policiales, los aviones que solicitan la empresa para su uso, el tratamiento de la basura, los miles de litros de aceite que quedan depositados en el desierto, lo neumáticos que van cambiando los competidores y que dejan botados en el recorrido y de todo esto se hacen cargo los gobiernos locales», señala.
BONOS DE CARBONO
A través de un comunicado oficial, la ministra del Deporte Natalia Riffo señaló que «desde un principio hemos actuado con seriedad y responsabilidad política. Ese es nuestro deber, por ello nos sentimos muy contentos de alcanzar un acuerdo que permite a Chile velar por los intereses de las zonas afectadas por el terremoto y salvaguardar dos temas fundamentales, la protección del patrimonio y del medio ambiente».
Según lo informado por fuentes de este ministerio este «acuerdo» fue comunic