Lo peor de un mapa, es que no señale los caminos. Que no indique sus alturas y profundidades. En un mapa así, son sorprendentes los abismos. Nadie escapa a los abismos.
Los Poderes más grandes tienen mapa propio. No concentran lo que uno cree, sino lo que no se ve. No es que el Poder quiera o pueda. Pensarlo así es una equivocación de quienes viven fuera del poder, como los argentinos medios. El Poder mayor, es mendacidad. Solo la Mentira lo nutre. El negocio del Poder es terminar de asumirse lo que no se es, para sobrevivir mintiendo.
Otra cosa es un error. En el poder, no hay errores. Cada error nace cuando el propio poder se auto incrimina, y se elimina ese mismo error cuando molesta, sin enmendarlo. Se lo deshecha. Así nomás. El Poder tiene esa cara de “aquí nunca ha pasado nada”. Y tiene el poder la autoridad y la soberanía de volver culpables a los necesitados inocentes. El Poder cree que ellos necesitan de él, y los necesitados creen que solos, no pueden contra el poder.
El poder no tiene Memoria de lo que se fue. Porque desconoce la Culpa de lo que se dejó de ser, para ser otras cosas. Es lo oportuno del Poder. La ausencia de Memoria tapa las frustraciones que no se enfrentan, por dos razones, para continuar a cualquier costo, y porque llegado a ese punto, ya no importa al poder tener o no tener memoria. Es extraño, porque tampoco hay futuro para el poder, ni para quien crea en el poder.
La Cámpora, Carta Abierta, Cabandié, son el poder.
A imagen y semejanza, hecho poder por el propio Poder, Cabandié es algo así como un mapa sin caminos, donde sorprenden los abismos.
YAYO HOURMILOUGUE.
LA5PATA