¿Hay que modificar La Justicia? Sí.
¿Qué tanto? Bastante.
¿Hay que modificar la Política Estructural? Sí.
¿Qué tanto? Mucho. Demasiado, casi deberíamos recomenzar su reconstrucción.
¿Cuántas veces va a morir Mariano Ferreira?
Tantas, como las que vivirá en muchas memorias después. Pero es solo un ejemplo de cientos de muertes en democracia, solo que se trató de una situación política manifiesta.
El ministro de trabajo, Tomada, y la viceministra Rial, tras las grabaciones telefónicas con Pedraza, despejan cualquier duda acerca de la Corrupción de Amiguismo Político. No hay otra verdad. Y es a partir de situaciones como estas que la intensión presidencial de modificar la justicia, con cualquier excusa, se desmorona. Ni hablemos de ética pública, no podemos.
“Cuando un Gobierno pretende modificar una justicia unilateralmente que con el tiempo le será adversa, sin importar los costos legítimos de otros, lo que hace es manifestar una pública Desesperación, antes que un carácter transformador social”.
No hay prueba más contundente que el audio. Casualmente a horas o casi al mismo tiempo que el envío de los proyectos del PEN al senado, donde se intenta reformar un Poder que la Constitución establece claramente que no es de pertenencia ni de incumbencia de ningún gobierno este modo de iniciativa, sino que contrariamente, es el Poder Judicial quien debería juzgar la corrupción política. Hay otras causas, las de Boudou entre tantas, para demostrar que un gobierno que no practica lo que pretende corregir no es la salvación de nadie, ni siquiera de ellos mismos, sino el hundimiento de todos. Desde ya que la justicia debe ser depurada, para lo que tiene sus propios anticuerpos. Lo mismo ocurriría con la política partidaria y estructural de poder, si quisieran asumirlo.
¿Qué es la justicia?
“La justicia, Iustitia en Latín, es la concepción que cada época y civilización tienen acerca del sentido de sus normas jurídicas. Es un valor determinado por la sociedad”. Elemental, de Wikipedia, entre tantas definiciones que podemos encontrar o crear.
Entre los pretendidos Proyectos, surge la modificación del Consejo de la Magistratura con elección de sus integrantes por voto popular, y con esto la coacción de seis meses a las cautelares contra el Estado (pero debemos leer Gobierno) y tres nuevos ámbitos de Casación.
Lorenzetti ha dicho, que “hay que poner la justicia más cerca de la gente (…) por eso sostenemos en este curso la relación de los poderes judiciales y los medios de comunicación (…) estos dos cursos reflejan dos políticas de estado que (…) son muy importantes”.
Pero dijo mas, cuando expresó que la Justicia no debe ni puede intervenir en este tema, porque es la Última Instancia y de momento está en manos de legisladores. “Quédense todos muy tranquilos que es decisión de la Corte Suprema cumplir con la responsabilidad que le ha dado la Constitución, defender la Constitución cuando sea necesario, con equilibrio, independencia y con la honestidad intelectual que nos ha caracterizado hasta ahora”.
Y en esto vemos, la manera de proceder, más que vasta y diferenciada del Poder Judicial, con todas sus falencias, y la forma de proceder del Poder Ejecutivo, y todos sus intereses. Que no son sociales, sino propios.
¿Visualizan el gobierno y una más que debilitada e infructuosa Oposición, que a este paso están empujando al ministro de la Corte a ser candidato? Esta vez, lo están haciendo. Y el hombre tiene tiempo, las circunstancias van modificando su negativa. Seguro que hoy y durante meses dirá que no, pero ciegos, y arrastrando tanta obstinación, le están asfaltando la plataforma de despegue. Hoy es el Presidente de la Corte, nada menos. Y más de uno deberá golpear su despacho en algunos años, si él decide seguir siendo Ministro. Que opción le están dejando en un caso u otro, con tanta presión encima ¿Lo pensaron?
Me apena y hiere, luego de la tragedia social de los primero años del pos-menemismo y la Alianza, que ahora, ante cada caos que el gobierno ha generado sin responsabilizarse, en temas como inflación, promesas sin cumplir en infraestructura, presupuestos adulterados, corrupción de Funcionarios que siguen en sus cargos, Periodistas comprados, Medios propios, docentes mal pagos, hospitales a la miseria, jubilaciones descuartizadas, multiplicación de empleos públicos sin control, muertes por Inseguridad, sin olvidar Tartagal, Once y las Inundaciones, ahora con subsidios inexistentes y bien marketineros, estén preocupados por reformar aquello que en no mucho tiempo, solo puede afectarlos a ellos mismos.
Hubo eliminación de medidas cautelares de hecho que engrosaron los fondos de la Anses para en muchos casos, ser aplicados indiscriminadamente en ventajas propias que no son precisamente sociales, sino oportunistas. Ya vimos, y esto es solo un ejemplo, a la Anses frenando juicios que favorecían a jubilados. Para eso, no hay. Intentan judicializar lo que ya existe, lo cual constituye un valor más gravoso.
En un extremo gritan que está matando la República, en el otro, que se avanza hacia una Justicia Popular.
Lo cierto, es que una Democracia, interpreto, no es, o no debería ser ni una cosa ni la otra. La crin de caballo que sostiene la espada de Damocles**, se corta en cualquier momento. Sobre todo porque los comensales del festín, están tan llenos que ya no saben qué hacer, pero tampoco dejan comer a los demás. Nos tienen a todos afuera, y además desconocen que muchos no queremos entrar.
YAYO HOURMILOUGUE
LA 5PATA.
«Para aquel que ve una espada desenvainada sobre su impía cabeza, los festines de Sicilia, con su refinamiento, no tendrán dulce sabor, y el canto de los pájaros, y los acordes de la cítara, no le devolverán el sueño, el dulce sueño que no desdeña las humildes viviendas de los campesinos ni una umbrosa ribera ni las enramadas de Tempe acariciada por los céfiros.»
Horacio, Odas III, 1
¨¨ Damocles fue al parecer un cortesano excesivamente adulador en la corte de Dionisio II, un tirano de Siracusa (Sicilia) del siglo IV a. C. Propagó que Dionisio era realmente afortunado al disponer de tan gran poder y riqueza. Dionisio, deseoso de escarmentar al adulador, se ofreció a intercambiarse con él por un día, de forma que pudiera disfrutar de primera mano su suerte. Esa misma tarde se celebró un opíparo banquete donde Damocles gozó siendo servido como un rey. Sólo al final de la comida miró hacia arriba y reparó en la afilada espada que colgaba atada por un único pelo de crin de caballo directamente sobre su cabeza. Inmediatamente se le quitaron las ganas de los apetitosos manjares y las bellas muchachas, y pidió al tirano abandonar su puesto, diciendo que ya no quería seguir siendo tan afortunado.
La espada de Damocles es una frase acuñada en alusión a este cuento para ejemplificar el peligro que se instala en aquellos que ostentan un gran poder, pues no sólo pueden perderlo de golpe, sino todo lo demás, incluida la vida. Tallas en madera de la espada de Damocles aparecen en libros europeos de los siglos XVI y XVII.
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