Todo accidente que no se evita, es una ejecución.
451 multas ordenadas por la CNRT desde 2002 hasta 2011 indican que el gobierno no podía desconocer “en sus amigos”, el grupo Cirigliano, lo que sucedía, y lo que podía ocurrir. Una suerte de estatismo molecular con subsidios cuantiosos.
Ocurrió. 51 muertes.
Y el gobierno, parte fundamental y responsable, pretende convertirse en querellante. En Rosario, una Presidenta jaqueada por la situación, y sola, repito, sola, intenta un discurso que antes que acercarla en la responsabilidad y el dolor, la aleja de la gente. Y para peor, quienes la acompañan al acto, movilizados, viajan según la denuncia de un diputado opositor, en los micros de la empresa Plaza, o sea, del mismo grupo Cirigliano. Es cuando las cosas no salen bien no solo porque se hacen mal, sino porque rodeada de gente equivocada que la primera mandataria ha elegido, a su pesar, o convencida, se hacen cada vez peor. De confirmarse que TBA, al momento del accidente (o la ejecución), contaba con un seguro mínimo cercano a los 400 mil dólares para posibles siniestros que involucraran vidas, los Cirigliano, de esta tragedia, no deberían tener retorno.
A diferencia de otros Medios, y de otros Periodistas, alejémonos por unos minutos de temas inobjetables; la causa que investiga el Fiscal Rívolo en el caso Ciccone, que involucra al vicepresidente en los posibles cargos de incumplimiento en los deberes de funcionario público, lavado de dinero, y tráfico de influencias, junto a un par de amigos, José María Núñez Carmona y Alejandro Vandenbroele, ya sea por la pretensión de imprimir billetes de cien pesos, o por las boletas del Frente para la Victoria con las que se votó en octubre pasado. Alejémonos, decía, de Malvinas, solo por ahora, del tema importaciones o de cualquier arbitrariedad del señor Moreno, de YPF, subsidios, el proyecto X, y de tantos mas. Alejémonos.
Centremos por un minuto nuestra atención en lo que debemos hacer, y en lo que tenemos. Sobre todo en lo que tenemos.
Una Presidenta electa desde Octubre pasado con una mayoría aplastante, que de entonces a ahora, se ha equivocado, y que con solo verla y escucharla, no atraviesa su mejor momento; Honestamente, ¿Qué otra cosa hay? ¿Con qué otra cosa contamos? Una oposición que sigue sin hacer pie, y que ante tantas fisuras en el gobierno, debe ser aun mas responsable. Tanto como el resto del país. Y más que el Gobierno.
La responsabilidad consiste entonces, en y desde lo político, en permitir el crecimiento de la oposición, si logran ganar un espacio perdido desde hace décadas, y de sostener obligada y necesariamente a la primera mandataria y sus equivocaciones, dándole el oxigeno justo, por el bien de todos, sino, el barco se hunde. Lo que no significa tolerar errores, sino corregirlos, planteándolos desde la civilidad democrática y política. Y lo expreso desde la construcción crítica, ya que no me identifico partidariamente con nadie, con el gobierno tampoco.
Éste Gobierno, que más ha hecho por lo social, a un costo altísimo, comete la torpeza de no reconocer primero y corregir después la misma corrupción de tantos gobiernos anteriores, o de minimizarla al menos. Y un accidente que se convierte en ejecución, de golpe, corre el cortinado de lo que había detrás, de lo que se sabía, pero que hasta el 22 de febrero, no afectaba tanto. Ahora sabemos que la corrupción mata. Antes, solo sabíamos que nos robaban.
Hay que enmendar civil y penalmente tanta muerte, ya que otra cosa no se puede hacer. Y concebirlo con el dolor y el respeto del caso. No con una militante que iba en el último vagón para saber si la televisión la entrevistó o no. Y hay que pedirle la renuncia a Schiavi, inmediatamente, lo que todavía no se ha hecho. Permitir a la Presidenta dar las primeras señales de que puede y aun está al frente del país que la eligió. Permitirnos y permitirle eso en esta etapa, donde corremos el riesgo de naufragar, cargados como si fuera poco, de otros frentes insondables. Respecto a la causa del fiscal Rívolo, La Justicia debe hacer lo suyo, atreverse con lo que durante décadas no hizo. Y que cada funcionario se haga cargo de los platos que rompe. Y para esto es necesario también que la propia Justicia juzgue a sus jueces.
Pero cualquier otra lectura, como la de sacar leña del árbol caído, es un error. En Argentina, la lucidez crítica fácilmente se convierte en intencionalidad destructiva, y este no debe ser el caso. Caeríamos en una mediocridad mayor. En última instancia, existen mecanismos constitucionales.
Me refiero aquí al posible exceso de opinión independiente, no a los periodistas oficialistas rentados, que sobran. Hay que re-ubicar al gobierno en el plano político del 21 de febrero por el bien de todos, donde demasiados errores acarreaba, y demostrarle que no todo es militante, o partidario, que hay una vida política donde lo dicho se subsume dentro de un verdadero país. Que dos vagones de lujo en Tecnópolis después de la propaganda, no hacen al país, pero 51 muertos reales, sí.
Un buen ciudadano decide lo que está bien y lo que está mal cada dos años respecto a sus legisladores, y cada cuatro años, con quien debe hacerse cargo de la Presidencia. Otras alternativas, son errores que no podemos volver a repetir. Y me temo que muchos están avanzando en esa dirección.
Habrá que construir Democracia, Tolerancia, y Derecho hasta 2015. Escapar del enanismo político. Y no descuidar en nada, a los familiares de las 51 víctimas. En esto, de aquí en mas la política poco puede hacer salvo pedir perdón. La Justicia tiene el camino abierto. Que emita sus fallos mediante sentencias.
YAYO HOURMILOUGUE
La 5PATA.