Hace años, fui uno de los primeros periodistas que ingresó a la ESMA cuando la reabrieron en Democracia. Avda del Libertador estaba colmada.
Hay una sola razón por la que no quisiera ver a las Madres, Abuelas, y Familiares de Víctimas ahí en los Tribunales, anoche. Y es porque deseo que jamás hubieran tenido que pasar por lo que pasaron. Mi deseo es imposible, e inevitable. Este síntoma de justicia que se les otorga, no lo es todo y la demora en la justicia aletargó en gran parte de la sociedad un cansancio político inexplicable, donde el oportunismo hizo el resto.
Hoy, la nueva generación de cadetes y de militantes políticos, es otra.
Madres, Abuelas y Familiares, solas, solos, consiguieron mucho más, gritar la Supervivencia, enredarse a ella. No hay dolor explicable. Hay que asociarse al dolor, hacerse amigo del dolor, arrastrarlo, convencerlo, para poderlo, para superarlo, para seguir… renacer sin el otro, y continuar asfaltando la esperanza. Solo así, los crímenes o las desapariciones se transformaron en vidas que valieron la pena en otras vidas…Es cuando el valor humano se ubica por arriba de cualquier postura política. No hay política que sienta dolor, hay políticas criminales que duelen en las mujeres y los hombres que permanecen. Pero también debemos asumir que cada desaparecido nos dice, “No regresen, avancen, avancen…”. Si aprendemos, la única fusilada, debe ser la intolerancia.
YAYO HOURMILOUGUE.
LA5PATA