Las dos respuestas que nadie tiene.

La Presidenta, sin Kirchner ¿quiere volver a ser Presidenta en 2011?

A diferencia de otros venerables analistas, no voy a referirme aquí a los motivos de la muerte de Kirchner, porque estaría tratando un tema subjetivo que me resulta ajeno. Un tema que por su característica central, no me permite instalarme para su desarrollo. Donde irreversiblemente, me equivocaría.

Se ha ido con Kirchner una forma de hacer gobierno que más se parecía al impulso de los ciclos de una tragedia de Bertolt Brecht , y al espíritu de las Conquistas Medioevales, antes que al peronismo movimientista, si es que del peronismo va quedando algo. Acaso del Peronismo quede el nombre, y una diversidad de actores que mas faenan sobre lo emocional que sobre la creatividad política propia. Perón ha sido una cosecha eterna. Se trata de cualquier manera, de la historia política Argentina.

Sin Kirchner, ya no está el creador de conflictos que abría caminos y espacios sometiéndonos a la discusión general, la mayoría de las veces conforme a objetivos propios antes que a propósitos comunes, aunque tenía su especial forma de comunicarlo a los sectores populares. Si las usinas de conflicto se convirtieron en métodos que pocos o nadie habían practicado es algo que sabremos con el tiempo, acaso fue oportuno en este período, tal vez innecesario.

¿Cuál es ahora el camino de poder y acatamiento del Partido Justicialista a la Presidenta de la Nación, viéndolo desde el seno de la rivalidad mas corporativa? ¿Cual es sino el camino de la persuasión entendiendo que el partido obedece a la fuerza del liderazgo o la imposición, el que Kirchner sostenía, antes que la disciplina de lo discursivo y conceptual? ¿Cuál es en la misma dirección la redención de los intendentes bonaerenses cuando perdido el motor ideológico exijan lo material de los costos en 2011? ¿Y de los Gobernadores? ¿Y las fechas electorales en cada caso? ¿Y las futuras divisiones dentro del Peronismo Federal a partir de esto? Me refiero a quienes intentarán lo conciliador con la Presidenta y quiénes no.

Es evidente en lo inmediato, decidir acerca de algunos ministerios, pero no es excluyente, permanecer con el mismo equipo de Gabinete puede ser debilidad o fortaleza, porque se sabe de personas que la Presidenta no aceptaba a no ser por la mediación de su esposo, quien mantenía el trato directo con ellos. Aunque este tema no constituya hoy una prioridad para la Presidenta ¿Quién de ellos le dirá que no?

Un Ministerio entre todos, es el que merece mayor resolución, el de Economía. Su titular nominal hasta donde se sabe, permanecía allí por la Presidenta, no por agrado de Kirchner. Y quien decidía economía, bien o mal, era precisamente Carlos Kirchner. A la Presidenta le va a faltar en un área tan sensible el constructor de la política económica que los mantuvo en el poder hasta hoy, y Kirchner no puede ser suplantado por un hombre proclive a manejos histriónicos antes que a las exigencias y presiones políticas de esa Cartera.

Hoy la Presidenta parece obedecer a otras presiones que deben observarse, y que se manifestaron antes y durante el velatorio, para culminar con el viaje a Santa Cruz; No conceder con dureza la presencia de quienes fueron adversarios y enemigos de su esposo. Un tema del que se desprenden dos posibles conclusiones. La primera podría ser el respeto y el apego al marido fallecido para convalidar lo que él fue en el momento más difícil para ella, y que lo que él decidió debía al menos hasta allí permanecer inalterable, donde privó la urgencia de ser la compañera y la esposa, no la Primera Mandataria. La segunda lectura merece nuestra observación luego de un tiempo de espera; cuando la Presidenta retome su función sin el hombre que apuntalaba cada estrategia fuerte, cuando analice; Si continúa en aquella dirección que juntos trazaron y el diseñaban o decide ser quien es por Ella misma y por un país que bien interpretado sostiene el reclamo de otras urgencias, entre ellas la responsabilidad y los equilibrios de mayores consensos y de no tan temibles verticalidades.

Queda a su juicio desterrar las presiones actuales de hacer política al mejor estilo setentista con hombres que van acumulando un desgaste más que evidente, y que la Presidenta debería asumir como tales, o no. O la posibilidad de visualizar los cambios necesarios en cada provincia y ahí nomás en el Amba, lejos y fuera de la Casa Rosada y Olivos o los viajes lejos del país, y en donde está casi todo por hacer. Una labor que no puede ejecutarse sin la suma de Sectores variados que manejan a su vez, poder propio.

Aun falta resolver aquello que hoy adquiere presencia creciente, y que mañana puede ser contrario a los intereses presidenciales, un liderazgo en la CGT que desparrama necesidades mayores de ampliación territorial y política, aunque se vea limitado en su capacidad constructiva (No está mal que el Sindicalismo llegue a ser gobierno, existen experiencias de este tipo en otros países, lo malo radica en que este sindicalismo nacional todavía no es lo que la sociedad mayoritariamente espera. Es lo patético lo que nos muestra una Argentina inconfundible sin la altitud política reclamada. Independientemente de Moyano, y aun intentando diferenciarlo, Pedraza es una respuesta a este planteo).

Hoy por hoy, el mejor aliado, y más que nada porque sabe vivir sin rencores es Daniel Scioli. Un hombre que todavía conserva prestigio, pero en el que no hay que descuidar un discurso tibio y poco cambiante que puede producir cansancio en la sociedad en tanto no vayan apareciendo resultados de gestión.

Y hay un hombre al que el destino le ha cambiado las reglas del juego sin la presencia de Néstor Carlos Kirchner y que todavía no se ve; indudablemente es Carlos Reutemann.

Una Cristina Fernández con Carlos Kirchner es lo que hemos vivido. Una Cristina Fernández de Kirchner, sin Kirchner, es excesivamente más capaz de lo que muchos creen, y es además impredecible.

Basten dos señales; La Presidenta no recibió a todos, si bien se trató de un momento sumamente especial y personal. Recibió a quienes decidió recibir. Eso enmarca toda una respuesta, al menos desde lo inicial. La oposición tiene un doble desafío, articular un vínculo con una Cristina Fernández que todavía puede ser el doble de lo que ha sido.

Una observación final, y quizá las dos respuestas que nadie tiene ¿Quiere la Presidenta volver a ser Presidenta en 2011 sin su esposo?

Si la respuesta fuera negativa, puede esperarse una Presidenta impulsada al diálogo y a decidir algún posible sucesor del Kirchnerismo. Estaría obligada al consenso.

Si la respuesta es positiva, hasta 2011 queda un año, en tal caso ¿Cristina Fernández de Kirchner que tiene para perder? Tiene que redoblar lo hecho, y con mucho mas carácter.

Somos La Quinta Pata.
YAYO HOURMILOUGUE.

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Autor entrada: Editor

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