Culatas.

La Crónica:

Una de las banderas que portaba el Grupo integrado por trabajadores sin trabajo, despedidos de sus cargos ferroviarios hace un tiempo, sumado al apoyo del PO y otras agrupaciones políticas, decía “Reincorporación de los Terciarizados ya”. No era la primera vez que intentaban cortar el ramal Roca a la altura de Avellaneda, ante la falta de respuesta a sus reclamos, produciendo el nerviosismo de miles que se quedan sin viajar. Se trata de unos cien despidos en un año, que piden por ser efectivizados. La policía los dispersa, desconcentran sin violencia y avanzan hacia la estación cercana, rumbo a la Capital Federal.

Son seguidos y alcanzados por el brazo más violento que se desprende de la Unión Ferroviaria, los típicos “Culatas”, que obviamente siempre son negados por cada entidad sindical. Viven de los Sindicatos, cobran de los Sindicatos, no trabajan, operan como fuerza de choque, son crónicos en diversas etapas, no los desconocen los Dirigentes, aunque los nieguen. Los negarán siempre, aunque cenen juntos más de una vez. De ellos provino violentamente la agresión, las piedras, los insultos, los disparos, siempre alguno de ellos, armado, habrá de excederse. El odio armado no controla los ánimos. El odio armado busca no perder sus beneficios materiales. Complacer a quien paga es la consigna, no importando nada más. Se lame la mano del amo, después de gatillar.

Pablo Díaz, delegado de la Unión ferroviaria, estaba allí, con los suyos, del lado de donde salieron los disparos. Su relación con hinchadas de clubes de futbol es conocida. Trabaja para Juan Carlos Fernández (el Gallego), muy unido a su vez a Pedraza.

Las Víctimas: Mariano Ferreira, de 23 años militante del PO y Elsa Rodríguez de la misma agrupación. Mariano perdió la vida antes de llegar al Hospital, debido a un disparo en el tórax, Elsa de 56 años, pelea la suya con un disparo en la cabeza. Hay dos heridos más. Apoyaban a aquellos que querían un empleo en blanco. Que el Estado los absorbiera.  

La Incertidumbre: ¿Los Asesinos Trabajan? ¿Quién los representa? ¿Quién los contrata? ¿Para qué función? Triste corolario de un país donde se repiten episodios similares cada tanto. Son en realidad lo peor del Lumpenaje más soberbio y brutal.

Avellaneda del 2002, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki mueren, una licencia de  la historia, cortaron por entonces más de una aspiración de Eduardo Duhalde, pero no fue un brazo sindical, o la desviación sindical, sino la policía.

Hoy, Mariano Ferreira de 23 años dejó su vida ante nuevos enfrentamientos inútiles. Y Elsa está grave. Son víctimas de lo más permisivo de la Política Sindical, que a su vez depende de la Política Ego-crática. Ocurre cuando un Yo Superior se instala en cada “cucaracha”. Cuando uno o varios patrones lo permiten. Cuando las cosas se escapan de las manos de quienes más tienen, bajo la sombra de la representatividad dentro de ensombrecidas corporaciones sindicalizadas.

¿Es un hecho aislado que ya terminó, o estamos permitiendo que estas cosas continúen? Quienes buscan trabajo no pueden pagar un costo tan alto; morir en manos de quienes cobran sin trabajar.  

La Conclusión: Una Empresa tercia-rizada, adquiere vida propia, existe, para disminuir costos. Habrá más de una lectura, la de cierto mercado, no todo, y la social contemplada desde el Capital Humano, ambas se diferencian. Pero donde no existe precarización laboral,  la tercerización pierde fuerza y sentido. En tal caso su presencia sostiene niveles de Productividad necesaria cuando la demanda supera la oferta, no es este el caso desde ya, cuando hablamos de un Sector de Servicios amparado por el Poder, entre ellos la de cierta Dirigencia Sindical que ahora mirara para otro lado, y “repudiará” el hecho como cualquier otro sector alejado del crimen. El dinero de Obras Sociales, ese aporte entre tantas cosas, no permite una buena Salud, pero admite la multiplicación de negociados de gran diversidad para alimentar lo peor de lo que tenemos.

Que un Sindicalista Privilegiado odie a un Piquetero de los rieles, nos pone ante la dimensión de un espejo en el que no queremos mirarnos.

Somos La Quinta Pata.

YAYO HOURMILOUGUE.

 

 

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Autor entrada: Editor

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