TIRADAS – Por los confines de aquí nomas.-

-Tu esposa, no es tu esposa, sino tu amante. Y tu amante es tu mujer. No es ese tu hijo, sino tu padre, ya que tu padre es tu vástago verdadero. Y no es esa tu madre, sino aquél enemigo que tanto quisiste. Y ese amigo de tres años de marcha que perdieron las vueltas y que ya no verás, no es más que tu hermano de sangre. Y no es esta tu vida, sino un ejercicio para desarrollar la tonacidad muscular de tu espíritu y temple. Y no es el sufrir algo casual, sino la suma de voluntades que has elegido.
Y así, hasta el sinfín o la mortandad. Quizá en otro espacio, lugar y tiempo, posteriores o paralelos, descubramos quienes somos.

-El tiempo no existe. Es un invento de los hombres.
El día que mi adentro no permita mi afuera, o demore en aceptarlo, posiblemente, me habré puesto viejo. Será solamente hasta el momento en que con más tiempo, ame mi vejez a un al costo de despreciarla. Cuando joven se elige lo conspicuo, cuando ancianos, se ama lo que se puede. Porque nuestra realidad no es la medición, sino el pasar.

-De todas las prendas dejadas, cada una metaboliza en sí, algún aspecto diferente abandonado para siempre, eternizado sin grandes justificaciones. Un retrato, un libro, la pipa o el saxo revelan los suyo.
Pero nada me impresiona tanto ante la ausencia como el calzado. Las pantuflas por ejemplo. Solitarias y juntas al pie de la cama o en cualquier rincón. No lo sé, será porque más allá del resto de las cosas, ahora sin nadie dentro, ellas indican que hubo una persona.

-Es un día diminuto. Los días tienen siempre la posibilidad de ser lo que ellos quieren. Está tempranamente vacío me figuro, de cosas importantes y deseadas por uno.
A fuerza de tanto ya no espero. Nada ocurre cuando espero.
El teléfono jamás suena cuando espero. Esto tal vez, es la magnitud mayor de las sorpresas. El que algo nos abrace por detrás, cuando ya nada esperamos.
Pero hoy nada de eso, imagino, habrá de ocurrir. Razón por la cual, me dedico solo a estar. Y voy a ir metiéndome poquito a poco, en todo aquello que el abrir del día me permita. A lo mejor, antes de la noche haya podido abrazar o emocionarme o besar. O…
¿No ven? Nuevamente estoy esperando sin darme cuenta, pese a saber que este día por vano, en el recuento, jamás tendrá derecho de figurar en el calendario, y no sé si tomar esto como algo bueno o como algo malo. En definitiva, no destruyo por hábito mis cosas porque en cuanto malas, se autodestruyen. Y creo que la mayoría de nosotros no lo sabemos, pero hay que tener cierto espíritu especial, inexplicablemente, digo, para vivir.

-Este es un lugar en el que hablo de mí, como si fuera una multitud.
¿Cómo? ¿Qué me creo?
¡Nada!
¡No! ¡No! En tal caso, y discúlpeme, pero el equivocado es Usted.

-El hombre está sentado del otro lado del gran ventanal.
Bebe un café que ya no tapa su sabor diario de tabaco y alcohol.
No es un hombre malo, pero se siente desgraciado.
Por la vereda pasan frente al gran vidrio que devuelve la imagen, abrazados, ella y él. Ella mira mientras cruza por todo el largo del vidrio. Se observa en el reflejo, aprendiendo, adolescente y mujer, se contempla, se goza, y se nota. Dura solo unos segundos, tanto como el tramo del ventanal. Y se pierden, abrazados aún sin ver al hombre del otro lado, en el interior.
Pero al hombre del café, no se le escapa detalle. Su pensamiento más inmediato es hiriente: “Miráte nomás, y aprovechate, porque ya te caerán los años encima. Serás madre o no, pero tu cuerpo valdrá cada día menos. Lo sé por mí, y sé mucho de esto”.
La pareja continuó su rumbo.
El hombre lidió con el suyo. Nunca más volvieron a cruzarse.
Pero Algo o Alguien en el Macrocosmos, frente a una pantalla de video, auxiliada por una computadora e infinitas terminales, comprobó sin emociones cómo ella murió dos días después, mientras que el hombre herido e hiriente pudo duplicar sus años, esos que no quería.
Cuando Alguien o Algo presionó una tecla, la pantalla registró letras verdes vivas sobre fondo negro:
ELLA—— Felicidad………………08.-
Espacio Temporal… 02.-
EL———- Felicidad………………. 0.-
Espacio Temporal…09.-
Conclusiones:
Factores exogenéticos mal combinados……..EL AZAR.
Posibilidad de reinversión……………………………. TODAS.
Elemento faltante…………………………..SENTIDO COMUN.
Planeta………………………………………………………….TIERRA.
Ámbito común…………………………………………….LA VIDA.
Destino común…………………………..………LA MUERTE.

-Hay días en los que no estoy. Y ella me mira. Da vueltas. Se acerca. Se desnuda y no estoy. Y ella se hace el auto amor con mi cuerpo.
Y aparezco irremediablemente desde la profundidad asesinando lo que me mantenía alejado, que es igual a oculto y prófugo. Y crezco sin remedios, desde la nada que uno era hace minutos, despacio, sumándome a ella, en ese tiempo exacto de poca perfección, que olvidamos ordinariamente. Me ha sacado de la muerte momentánea. En el imperio más vital Ella me ha renacido.

– El mundo acababa y olía mal. En medio de los vientos, él me aseguró que sabía del vuelo de los pájaros. Del tañir de cielos que cambian, enojosos de lluvias y hielos. De yuyos medicinales que había que guardar en secreto. De saurios ocultos, en algún lugar celosamente tétrico.
Me convidó de su comida disecada con esfuerzo, bajo un sol de ancestros que se resistía. Quiso indicarme los caminos. Respondí que los caminos ya los conocía. Lo que yo andaba buscando, de toda la Vida, eran las certezas.

-¡Inexpugnables!
Como una fortaleza mayor e impiadosa. Así son. Como los movimientos inabarcables e imperdonables de una mano, sin principio ni fin certeros; así son los pasadizos hacia el centro inentrañable, irrecuperable de nuestras vidas inconscientes.
¿Quiénes somos de verdad? Jamás lo sabremos, porque rastreando túneles, nos espanta el alarido remotamente interior. Y el conocimiento se subleva.

La más avanzada cibernética demostraba sin errores que el hombre sentado allí, era el más bastardeado y el más sufrido del mundo planetario Orión, último resto desprendido de la milenaria Tierra. (Esto, pese a mi imaginación increíblemente “in cortus”).
Estaba allí. Y venía, luego de haber sido cazado y rastreado por la informática y de haber sido obligado a arrastrarse por lo subterráneo de lo humano, hasta convertirlo en la víctima más atormentada. Venía, amarrado de pies y manos. Lo traían a la rastra.
Su cara y piel, eran más un oscuro pergamino de caverna helada, que el envoltorio vivo de un animal pensante.
Asediado, como una curiosidad independiente del paso sincrónico de años, miró al entorno y habló así:
– Todavía puede pasarme algo…
Hubo movimiento a su alrededor con revuelo de cables y micrófonos acoplándose, y antes de que nadie pudiera preguntar nada:
– Algo bueno.-Concluyó.

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Autor entrada: Carla

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