Tengo para mí
que hoy vas a aparecer.
Y vas a llegar cargada
de cosas desconocidas,
que hoy son como tuyas,
pero que hace poco, ayer,
eran casi mías.
Vas a entrar por esa puerta.
Y me vas a saludar.
Con la esperanza. Con la rutina.
Cargada de paquetes
que dejarás sobre la mesa;
Y en un dejo habitual,
de presencia con tristeza,
(mientra escucho las noticias),
rozarás mis labios,
pupila contra pupila.
Comentarás la calle,
la mañana chata y uniforme, la llovizna.
El que aún no conseguiste trabajo.
Y preguntarás por mi libro
y por alguna llamada, y luego
revisarás los sobres.
Y mirarás la cama de anoche,
aún desordenada.
Será el tiempo exacto
que ambos en silencio, esperamos.
Y que sin embargo no sabremos aprovechar.
Porque estamos aquí,
y ya no especulamos con rendirnos.
No sé si es el amor!
Pero así es la vida,
cuando se llena de cariño.