Esta amistad,
no me permite la duda.
Ya que la duda es lo único,
que no me permite la vida.
Y si nos respiramos,
inundando lo sensorial,
la vida se sienta entre nosotros.
Se acuesta. Se sueña ella misma.
Se equivoca. Nos acierta.
Nos reclama y nos convoca.
La música que deshilacha mi cuerpo,
eso sos; en ritmos y notas.
Te detesto
y te quiero,
al mismo tiempo.
Un capricho decide
el inicio de cualquier fábula.
Para hacerla desandar luego.
Amamos la mirada
que mirándonos, hemos descubierto.
Olvidamos las manos
para inventar su dinámica,
sus genéticos diseños.
Somos como el café
de aquél barrio viejo.
Como el ventanal y el aguacero.
Esas cosas.
Locos de atar, vos y yo,
la pucha,
somos eso.