EL ASILO – Por los confines de aquí nomas.- (Relatos Breves)

EL ASILO – Por los confines de aquí nomas.- (Relatos Breves)

 

El anciano permanece sentado en su silla de ruedas, en el emplazamiento verde y primaveral del asilo de Don Orione, en Clypole. Enciende su pipa cargada de tabaco fresco. Lo hace con el sol y con una lupa. Como si contara con toda la eternidad para ello. El centro de la barrica comienza a humear y el viejo chupa, lentamente, hundiendo sus mejillas hasta una imagen fina y huesuda, casi cadavérica. Después comienza a fumar, placentero.

Algo golpea en un costado. De inmediato ve la pelota. La mira hasta que queda inmóvil. Dos muchachos se disputan la carrera hasta el balón. Llegan exhaustos. Pelean. Se empujan. Uno de ellos golpea ferozmente el rostro del otro que cae bruscamente, con su cara rápidamente ensangrentada. El que golpeó ríe, casi ferozmente, complacido. El anciano levanta la cabeza y lo mira directo a los ojos. El muchacho responde a la mirada y lo increpa: “¿Qué miras? ¡Viejo de mierda!” Y ríe, a carcajadas, desafiante. De pronto quiere correr, pero no puede, algo se lo impide. Al instante sabe que lo que le sucede lo provoca la mirada de aquél viejo. Los ojos del anciano penetran al chico. Palpitan los dos cuerpos y la sangre corre vertiginosa en ambos a un paso del estallido. Se acaloran vertiginosamente con los corazones al límite. A los pocos segundos, el joven entrega la pelota al chico golpeado. Extiende su mano y ayuda a que se levante. Lo abraza y ambos caminan juntos hacia el resto de los muchachos y del profesor que aguardan en la cancha.

El anciano ensaya su nuevo cuerpo y decide que hizo bien, se familiariza, suelta a su amigo y comienza a trotar. En la silla de ruedas con una pipa humeando, el chico desespera, pero no puede emitir aún sonido alguno. No sabe qué ha sucedido, ni qué hacer, metido en el cuerpo de un anciano.

YAYO H.-

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Autor entrada: Carla

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